En apenas un par de años el barranquillero Álex Saab pasó de la quiebra absoluta a ser un multimillonario empresario dueño de empresas y jugosos contratos en Venezuela y el régimen chavista. Representante de Group Grand Limited, que se creó en Hong Kong y tiene cuentas en varios paraísos fiscales, Saab hizo poderosas sociedades que hoy tienen a otros empresarios preocupados por lo que pueda decir frente a la justicia norteamericana. Saab, que aterrizó en Estados Unidos tras su extradición desde Cabo Verde, ha asegurado que no colaborará y su fidelidad al chavismo es eterna, pero otra cosa es lo que se podría esperar de él.
Por lo menos cinco empresarios colombianos se han involucrado con Saab y ahora están a la espera del testimonio del barranquillero. ¿Quiénes han sido sus socios?
Carlos Lizcano Manrique (cuarto de izquierda a derecha) junto a diputados en Venezuela. Foto: Armando Info
Carlos Lizcano nació en Cúcuta es el dueño de Salva Foods, con quien los CLAPS hicieron mayor número de contratos. Salva Foods es la heredera, según Armando Info, de la red estatal de Abastos Bicentenarios. Lizcano Manrique está emparentado con Saab debido a sus contactos con el grupo del empresario barranquillero Group Grand Limited, proveedora de los CLAP, empresa que está registrada en Japón.
Jorge Saavedra: Jorge Andrés Saavedra Bedoya es un abogado de 36 años que se desempeñó como gerente y representante legal de 4PL Industrial SAS. Tanto él como la compañía habían pasado inadvertidos en la maraña de sociedades relacionadas a los negocios de Saab, pero las conexiones han terminado de aflorar. Las autoridades colombianas tuvieron los primeros indicios: incluyeron a 4PL Industrial en un dossier de una veintena de empresas relacionadas a las operaciones de Alex Saab en Colombia, reseñó Armando.info.
Casi al mismo tiempo, la unidad de inteligencia financiera mexicana detectó transacciones entre 4PL Industrial y Rice & Beans y Grupo Brandon, dos de las proveedoras de granos y leche en polvo de pobrísima calidad usadas en México por el dúo de empresarios colombianos.
Según el portal Prensa América, Saavedra “El 9 de noviembre de 2018 se dejó ver junto a Carlos Lizcano Manrique en la firma de un contrato con el Gobierno venezolano. Lizcano Manrique, en representación de Salva Foods, la propietaria de las privatizadas Tiendas CLAP, acordó con el Ministro de Transporte, Hipólito Abreu, la cesión en favor de Salva Foods del manejo de buques pertenecientes a la estatal náutica Venavega para la importación de las cajas CLAP desde México.
“Es una alianza importante que se realiza desde el Ministerio del Poder Popular para el Transporte para el beneficio del pueblo y avanzar en la Venezuela potencia”, expresó el ministro Abreu según una nota de prensa. El texto explicaba que el convenio entre el Gobierno y Salva Foods atendía a las “políticas de transporte del plan de recuperación, crecimiento y prosperidad económica promovido por el presidente Nicolás Maduro”.
Jorge Arraut Guerrero: Desde comienzos de este siglo, cuando recién llegó de Miami arruinado, Alex Saab había confiado en este barranquillero de 45 años, ingeniero industrial quien, entre los años 2012 y 2013, fue director financiero de Trenalco, la compañía petrolera con la que Alex Saab y Alvaro Pulido obtuvieron un multimillonario contrato de PDVSA. Desde el 2019 es gerente de Corporación Inlaca de propiedad de Saab.
Carlos Gutiérrez Robayo: concuñado de Gustavo Petro, fue cercano a los Nule, específicamente a Manuel Nule Velilla en tiempos del Carrusel de la Contratación. En el 2009 se registraron 26 transacciones entre Gutiérrez y varias empresas del grupo, por $30.299 millones, la mayoría en 2009. Es la cara visible de Trenalco y es el hombre que le ubicó a Saab sus millones en un banco en Suiza.
Javier Betancourt: El abogado barranquillero, excónsul en Nueva York y exdirector de la Agencia Nacional de Hidrocarburos, aparece como directivo de Group Grand Limited, con sede en Hong Kong, que vendía a Venezuela alimentos para el programa gubernamental Clap. La empresa importaba alimentos para los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap), por precios que llegaron a ser tres veces más altos a los del mercado, según denunció en su momento la exfiscal de Venezuela, Luis Ortega.
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