A la lámpara de la razón muchas veces le hace falta aceite para alumbrar las regiones más hondas y apartadas de la realidad. El neurobiólogo José M. R. Delgado dice que desconocemos muchas funciones de nuestro cerebro. De pronto, por eso hay demasiadas cosas tontas dichas de manera inteligente. El poder de la mente es tan grande, que puede convencernos de que sabemos algo cuando realmente no es así.
El extremismo científico es la ignorancia ilustrada, cuya ecuación es e+c=i². Hay dos verdades: una, la oficial y pública; dos, la personal y/o egoísta, obrada en la soledad de una biblioteca o de una alcoba.
Con todo el debido respeto que de mí se merecen los científicos Moisés Wasserman, Manuel Elkin Patarroyo y compañía, yo les propongo que se hagan youtubers. Cabe decir que por el solo hecho de que los científicos divulguen sus hallazgos vía redes sociales las disciplinas no se relajarán. A mí me enseñaron que la ciencia no es un saber etéreo. Y Youtube al igual que Facebook, como forma de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, me lo corroboran. Sirven para muchas cosas.
Demandamos de ustedes sus buenos oficios. El maestro Octavio Paz nos enseñó que mucha luz es igual a la oscuridad: no permite ver, pero ese no es nuestro caso, porque nuestra oscuridad se debe a la falta de luz. No sé si es la ciencia o la humanidad la que ha querido volar todos los puentes que unen al público con el conocimiento racional, pero todavía se puede hacer algo que nos salve del abismo, al que la humanidad avanza feliz.