Desde hace aproximadamente 3 meses, como parte de la campaña Bogotá Mejor Para Todos del Alcalde Mayor de Bogotá, ondean estandartes en los postes de la vía Bogotá - La Calera antes del peaje, que dicen: "Los Ciclistas son Héroes Cívicos". No le falta razón al Alcalde Peñalosa en su consigna. Los ciclistas son en toda regla verdaderos héroes cívicos: ciudadanos que escogen un medio de transporte con conciencia ambiental, que escogen la alternativa de realizar una actividad sana que contribuye a la salud y además a la descongestión de las apiñadas vías bogotanas.
La mencionada campaña busca generar un cambio actitudinal por parte de los conductores de la mencionada vía hacia los ciclistas de la misma, quienes no gozan de buena reputación entre los residentes de dicho sector. La vía Bogotá - La Calera, que en las mañanas ya sufre extensos embotellamientos, también ve disminuida su velocidad en razón de los ciclistas que la ocupan, quienes son difíciles de sobrepasar en tan sinuosa carretera. Muchos de ellos, no todos --aclaro- han sucumbido a la nefasta práctica de hacerse escoltar por un vehículo, que va detrás de ellos a la mínima velocidad, que ocupa un carril entero y dificulta el adelantamiento en la curvilínea carretera. También resulta incómoda la temeraria imprudencia de muchos de los ciclistas, quienes en clara contravención al Código de Tránsito transitan por la mitad de la vía o adelantan carros por la izquierda.
Obviamente no son todos los ciclistas los que incurren en dichas prácticas, pero aquellos que así lo hacen dejan muy mal parados a sus colegas que sí obedecen la ley. La solución del asunto no consiste en desterrar a los ciclistas de dicha vía. Finalmente estos también pagan impuestos (no olvidemos, sin embargo, que quienes transitan en carro, con las altas cargas tributarias que implica ser propietario de un automotor son quienes financian la construcción de carreteras en el país).
El tema exige verdaderamente una regulación legal integra y una aplicación más estricta del Código de Policía, no solo hacia los conductores de vehículos, quienes, y no nos llamemos a engaños también son muy imprudentes, sino también hacia los ciclistas. Es hora de que la Policía empiece a imponer comparendos de manera más equitativa.
La construcción de una sociedad civilizada demanda que sus miembros sean capaces de ser tolerantes y compartir los servicios públicos, pero ello también implica un marco regulatorio legal y ciudadano que sea efectivo y que impida que se prolifere la ira de un grupo hacia otro. La vía Bogotá - La Calera debería ser un espacio de convivencia para los conductores de vehículos y para ciclistas, pero ello requiere un cambio cultural por parte de los actores que comparten la vía: tanto el respeto de los carros hacia los ciclistas como el juicioso cumplimiento de la ley por parte de los segundos.
En ese sentido la campaña del Alcalde es un buen primer paso para lograr la reconciliación entre los grupos, pero de nada servirá si no se acompaña de otras medidas que optimicen el servicio de la vía.