Todo estaba listo para que la ciudad de Antofagasta en Chile tuviera un moderno centro de investigación y desarrollo de vacunas. Sinovac, el laboratorio farmacéutico chino que fue uno de los tantos que dio qué hablar por la efectividad de sus vacunas contra la COVID-19, había anunciado una fuerte inversión para llevarlo a cabo e incluso, ya tenía personal contratado que se iba a encargar de su construcción.
Sin embargo, los chinos le dieron un vuelco a su decisión y, aunque siguieron con la idea de construir un centro con estas características, optaron por hacerlo un poco más al norte del continente y eligieron a Colombia.
El motivo fue claro. Después de dos años se dieron cuenta de que Antofagasta no ofrecía las condiciones necesarias para un centro de investigación de tales dimensiones y descubrieron que el tamaño del mercado colombiano es mayor y les puede reportar más beneficios.
No obstante, y para darles contentillo a los chilenos, Sinovac aseguró que van a trabajar de la mano con la Universidad de Antofagasta y la Pontificia Universidad Católica de Chile en proyectos de investigación.
La propuesta de Sinovac ya está sobre la mesa del Gobierno colombiano. Prometen una inversión de USD 100 millones y la producción de 50 millones de vacunas anuales, no solo para combatir la COVID-19, sino también para otras enfermedades como la hepatitis y la influenza.
Ahora le corresponde al presidente Gustavo Petro, a ministerios como el de Ciencia y Tecnología y a otras entidades evaluar la propuesta de los chinos antes de darle un visto bueno, pero parece viable que termine llegando a buen puerto teniendo en cuenta que el propio Presidente ha asegurado en múltiples ocasiones que entre sus planes está reactivar la producción de vacunas en el país, posición que comparte la alcaldesa de Bogotá, Claudia López.
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