Como consecuencia del COVID-19 en muchos lugares de la tierra no tendrán lugar las movilizaciones de los trabajadores que tradicionalmente se realizan el primero de mayo. Ello por responsabilidad del Partido Comunista de China que de manera cínica quiere justificar a través de sus voceros su irresponsabilidad ante el mundo, afirmando que su país también es víctima del virus y que cuando apareció el Sida y el H1N1 no se culpó a Estados Unidos por el origen de las dos enfermedades.
Sin embargo, lo que pasa es que en esos acontecimientos no se apresaron a los médicos que advirtieron, ni se persiguieron a los periodistas que informaron, ni tampoco se mantuvo como secreto de Estado el surgimiento de esos dos males. Por el contrario, la dictadura china acorraló a las personas que revelaron la aparición del coronavirus y nos dieron una alerta temprana, logrando con tanto secretismo que el COVID-19 se esparciera por el mundo. Así el régimen mostró su catadura marxista, que tiene como principios a la mentira, el crimen y el hermetismo.
Ahora bien, el viernes primero de mayo se conmemora nuevamente el Día Internacional de los Trabajadores. Esto como conmemoración al sacrificio de los mártires de Chicago, quienes hace 134 años ofrendaron su vida en defensa de la libertad y en busca de mejores condiciones de vida y de trabajo. Ellos, seguidores de los ideales libertarios, entre otras consiguieron que la jornada laboral fuera de ocho horas, logrando así una reivindicación trascendental para los trabajadores. Mientras tanto, encontramos que los comunistas nunca han conseguido nada para los asalariados, ya que lo que les interesa es utilizar al proletariado de simple masa de maniobra para lograr sus objetivos burocráticos y estatistas.
Además, estos héroes fueron seguidores de las enseñanzas de la Primera Internacional de los Trabajadores en el siglo XIX, en donde el arquetipo libertario aplastó a los dogmas totalitarios de Marx, quien consideraba al Estado como un yugo bienhechor para llevar a los pueblos a la miseria como condición necesaria de la existencia de una dictadura comunista. Lo anterior es una demostración monumental de que el marxismo, con sus diferentes etiquetas, ya no debería existir sobre la faz de la tierra, pues es una aberración antihistórica. De hecho, desde esa época al marxismo ha sido considerado como una simple estafa, teniendo ejemplos al canto del fracaso antropológico del comunismo totalitario en casos como Cuba, Venezuela y Nicaragua... lo peor es que por ese camino pretenden llevar a las naciones de Latinoamérica que no han caído bajo la férula del socialismo del siglo XXl.
En fin, el sacrificio de los mártires de Chicago, Albert Parsons, August Spies, Adolph Fischer y George Engel, no fue en vano. Un mundo mejor es posible como ellos lo soñaron, pero sin la mezquindad del capital especulativo improductivo y sin estatismo de la secta marxista-leninista que busca mediante la bestialidad someter a los demás mortales a sus instintos insanos. De ahí que los seguidores de Marx y sus simpatizantes sí supieran discernir lo que significa el día del los trabajadores... les debería dar vergüenza conmemorarlo, pues los mártires de Chicago nunca compartieron los sofismas marxistas, que como lo dijimos antes se basan en la miseria de las masas para volverlas más dúctiles a las élites comunistas.
Las luchas sociales que realizan los trabajadores se fundamentan en la solidaridad, porque la justeza de esas luchas debe de ir encaminada hacia las reivindicaciones inmediatas e históricas. Rechazando la infiltración en Colombia de agentes de grupos narcoterroristas como las Farc y el Eln, ya que a dichas bandas armadas no les interesa el bienestar de los trabajadores, porque con su credo comunista totalitario lo que pretenden es tener a los obreros y campesinos de herramienta para satisfacer sus apetitos burocráticos, demostrándose que el marxismo-leninismo por antonomasia es enemigo de los trabajadores.
El primero de mayo es antagónico al marxismo que desconoce la libertad individual y que busca en Colombia tomarse el poder del Estado para montar una nomenclatura infame, cuya burocracia parasitará con los bienes públicos oprimiendo y expoliando a la población; por eso el cuento acerca de que al comunismo no se puede decir que es malo, porque no ha gobernado al país es una falacia, pues a Colombia tampoco la han gobernado los nazistas, los fascistas o los racistas y por esa razón esas doctrinas perversas no dejan de ser deshonrosas. De la misma manera, el totalitarismo comunista no ha gobernado pero los espejos en otros pueblos del mundo demuestran lo cruel, inhumano y degradante de los regímenes marxistas que envilecen a los pueblos.
En este año en países como Colombia no se podrá salir a las calles el primero de mayo para que se movilicen las masas trabajadoras, teniendo la culpa de esa situación el Partido Comunista de China, quien le ocultó al mundo durante meses la peste del COVID-19, lo cual no admite ninguna discusión, demostrándose que en la teoría y en la práctica el marxismo esta en las antípodas de las organizaciones sindicales y del movimiento de los trabajadores. Por eso es menester rechazar al comunismo totalitario en toda sus denominaciones, ya que la hostilidad demostrada en contra de la humanidad es incontrovertible, así haga uso de la hipocresía y de la sensiblería.