¿Más importantes los chigüiros o los niños Wayúu?

¿Más importantes los chigüiros o los niños Wayúu?

Más cuatro mil niños muertos entre 2008-2013

Por: Martín López González
abril 02, 2014
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¿Más importantes los chigüiros o los niños Wayúu?

Las sequías en Casanare y La Guajira han dejado una estela de cadáveres. De chigüiros en un sitio y de niños wayúu en el otro. El holocausto llanero ha despertado el interés general, pero el que ocurre en La Guajira no. La revista semana sacó en primera plana este drama de los grandes roedores, elevándola a tragedia nacional, pero no ha dicho nada de los niños. ¿Quiénes son más importantes, los chigüiros o los niños Wayúu? ¿A quién le duele más qué?

¿Cuántos niños más deben morir para que se convierta en una noticia de interés nacional y haya dolencia por lo menos de las instituciones del Estado, que tiene la responsabilidad de garantizar la seguridad alimentaria de la niñez colombiana? ¿Será que 4.171 menores de edad muertos entre 2008-2013 no son suficientes?

Las catástrofes ambientales de Casanare y de La Guajira, y sus muertes incluidas, deberían poner el tema como centro de la discusión del debate de los que aspiran a ser presidentes. Al parecer el tópico, es innombrable; ambas regiones están muy lejos de Bogotá. El candidato a la vicepresidencia del oficialismo en su visita reciente, no mencionó las palabras chigüiros o niños, por lo menos la gran prensa de su ciudad natal saca en primera plana a los pobres roedores con apariencia de cerdos, dando a entender quizás que estos son más importantes. ¿Será que al prepotente, arribista y reaccionario candidato vice presidencial también le interesan más los chigüiros que los niños wayúu?

¿Será que por las cantidades de chigüiros, 23.000 según el columnista Daniel Samper Pizano, es más importante el tema que el de los niños que son “apenas” 4.171? A lo mejor se logre el mismo nivel de alarma nacional e internacional cuando también alcancemos la misma cifra de niños muertos. Al ritmo que estas van, las 23.000 se darían en 22 años, como ya van cinco en este conteo macabro, dentro de quince años la revista semana sacará en su primera página, unos cadáveres de niños wayúu.

Valga la pena resaltar que esta rata de mortalidad se ha ido incrementando, y se ha hecho más crítica con el bajón de las regalías, por lo que es posible que en tan solo 7 años alcancemos la suerte de los chigüiros de aparecer en la “prestigiosa” portada de la mencionada revista aunque sean muertos de hambre y sed, tal cual le sucede a nuestros niños de las etnias de los pueblos originarios. A lo mejor nos tocará disfrazar a nuestros niños muertos de chigüiros para llamar la atención.

Es bueno tener presente que el nefasto cambio constitucional del régimen de regalías fue muy bien sustentado ante el Senado de la República por sus ponentes, bajo el auspicio de su Presidente, en ese entonces, Armando Benedetti, y orquestado por el Ministro del Interior y Justicia Germán Vargas Lleras. Quien aceitando la aplanadora Unidad Nacional, desestimó las dificultades del proyecto durante el tránsito por esta corporación y dijo "Estamos seguros de la solidaridad de todas las bancadas que hacen parte de la coalición de Gobierno. Nos van a garantizar su trámite"

Por lo menos los chigüiros durante la estación lluviosa se extienden por toda su región y comen mucho, acomunalando una gran reserva de grasa. Durante la seca, muchos ejemplares se reúnen alrededor de los ríos, formando grupos numerosos. Al contrario de los niñitos wayúus, que en la estación lluviosa no cuentan con igual suerte, pues ellos no se alimentan de plantas silvestres como los chigüiros. En la mente de los líderes nacionales y regionales, a diferencia que en la de los israelíes, no caben las palabras: agricultura para seguridad alimentaria en zonas desérticas, rurales y dispersas.

Al parecer, nuestro “Estado Social de Derecho”, cual Herodes, se ha convertido como en los mitológicos cuentos de Hada, en ogros que suelen alimentarse de personas, especialmente de niños. El gobierno colombiano en cabeza de Juan Manuel Santos, no sabe a quién atender primero si a los chigüiros o los niños wayúu. En esencia, es descalificador por razones de carácter étnico. En medio de la crisis humanitaria de La Guajira y de Casanare anunció inversiones en Bogotá por un billón de pesos en su afanes reeleccionistas. Los chigüiros y los niños wayúu que se jodan.

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