Una semana antes de la posesión de Petro en la presidencia, en Silvia, Cauca, se celebró durante tres días el encuentro de pueblos indígenas para fijar su plan de acción y posiciones iniciales con respecto al gobierno a cuyo ascenso apoyaron en las urnas y con su invitación al evento (al que no asistió Petro) esperaban comprometerlo con el cumplimiento de sus propuestas.
El lunes, 1 de agosto, se hizo la presentación en Popayán, del informe de la Comisión de la Verdad, en el tema de los territorios afectados por décadas de conflicto, como: el sur del Cauca y norte de Nariño, la región Pacífica, el norte del Cauca y sur del Valle, mientras en los municipios de Padilla, Miranda, Corinto y Puerto Tejada, se presentan nuevas ocupaciones de terrenos cultivados con caña de azúcar y otros cultivos y proyectos productivos, por parte de comunidades indígenas presionando para que les amplíen y creen nuevos resguardos; a la par que en Tierradentro, campesinos organizados, intentan que los reconozcan como sujetos de derechos, así, como desde hace décadas lo son las organizaciones indígenas de nasas, misaks, yanaconas y otros pueblos, y más recientemente los Consejos Comunitarios de las comunidades afros, lo que les permitiría obtener personería jurídica y acceder a inversiones y ejecución autónoma de proyectos y presupuestos en la ejecución de algunos programas.
En el departamento del Cauca diferentes grupos étnicos y organizaciones sociales y gremios, enfrentados entre sí, se disputan el mismo territorio, cada cual, intentando hacer prevalecer sus razones, ancestros o derechos legales, sobre los de los demás.
Son duros chicharrones a los que deberá meterle muela el gobierno de Petro en búsqueda de la paz total y variadas expresiones de la compleja estructura socioeconómica, política y de seguridad, urdida desde hace tiempo en el Cauca, y, a la que, además de la lucha por la posesión de la tierra en las que se enfrentan diversos sectores sociales, se añade el recrudecimiento de la violencia y proliferación de diversos grupos armados que pelecharon gracias a la política de no ocupar los territorios dejados por la guerrilla desmovilizada, adoptada por el gobierno de Duque, el sector más radical del Centro Democrático y altos mandos de las FFAA, amigos de continuar la guerra, al permitir la llegada de diversos grupos armados que continuaron con la disputa del narcotráfico, minería ilegal, extorsión, sicariato y otros delitos; entre todos, amenazando y matando líderes sociales, desplazando comunidades y en la práctica haciendo trizas los acuerdos de paz con las FARC y poniendo paños de agua tibia con algunas obras y proyectos en los pocos municipios declarados PDETs y beneficiados con inversiones, de las que funcionarios corruptos se rapiñaron millonarias tajadas.
El nuevo gobierno busca descongelar los acuerdos con las Farc y gestionar la “Paz Total” no sólo reactivando negociaciones con el ELN y trazando un plan de sometimiento de los diversos grupos armados que se disputan la economía ilegal en los territorios, mientras en el exterior ambienta la regulación de cultivos y procesamiento de hoja de coca, así como han hecho con la marihuana. En esta tónica impulsarán diálogos regionales iniciando en Nariño y el departamento del Cauca.
Es una gran oportunidad para convocar, a dirigentes de diversas organizaciones indígenas, afrodescendientes y campesinas, con los gremios de empresarios, las autoridades departamentales, municipales, diputados, concejales y congresistas recién posesionados, construyendo salidas consensuadas a problemas represados en el Cauca, diferentes a los enconados enfrentamientos con la fuerza pública y prolongados bloqueos a la Panamericana.
Ya es hora que liderados por el nuevo gobierno con gran votación en el suroccidente colombiano, se pongan de acuerdo diferentes sectores de la sociedad, para buscar solución pacífica y negociada a problemas represados, como el de la propiedad de la tierra, el desarrollo de proyectos productivos ambientalmente sostenibles y la gestión ante el gobierno nacional de la pronta ejecución de obras, como la doble calzada Popayán- Santander de Quilichao, la variante Timbío-El Estanquillo, la carretera de los Libertadores a Tierradentro, la vía al mar por el Cauca, la recuperación de la malla vías secundaria y terciaria, el impulso a la actividad agropecuaria y al procesamiento de diversos productos, apoyando tanto a la pequeña y mediana empresa como a las cooperativas.
En declaraciones publicadas en el diario El Tiempo, “Ante la iniciativa de Petro sobre el llamado a gremios y movimientos sociales del norte del Cauca a iniciar el primer diálogo regional de Colombia por la paz, el gobernador del Cauca, Elías Larrahondo, acoge la idea. “Hemos venido trabajando hace más de un año en el 'Pacto caucano por la vida, los derechos humanos, el territorio y la paz'; ese es un espacio que hoy ofrecemos para la articulación que requiere el Presidente en el marco del llamado a conciliar".
Para construir un nuevo Cauca y una mejor región pacífica, llegó el momento de pasar de las buenas intenciones a los hechos.