Crónica de una muerte anunciada. Así, como la novela de Gabo, puede ser catalogada lo que hoy es la peor crisis ambiental en los Cerros Orientales de Bogotá, que desde el día de ayer, 1 de febrero, se encuentran en medio de un extenso y grave incendio, afectando la flora y la vegetación de la zona, y, a su vez, generando lo que puede llegar a ser una emergencia sanitaria en la ciudad. Además, con la extensión de las farolas de humo-- que recorren desde los cerros hacia el sur y occidente de la ciudad-- millones de personas pueden estar respirando, literalmente, cenizas de la vegetación de los bosques.
Actualmente el incendio es sujeto de investigaciones para determinar su origen. Pero independientemente de aquello, es posible encontrar tres elementos que confluyen sobre el profundo riesgo de existencia en el que se encuentran los Cerros Orientales de Bogotá:
1. El Distrito Capital tiene graves fallas en su sistema de atención y prevención de emergencias. Las autoridades competentes no realizan efectivas estrategias y campañas, y en el mejor de los casos, llegan a atender las emergencias en un tiempo tardío, donde los hechos están consumados y se dificulta su solución.
Esto sucedió hoy con el incendio más grande que se ha podido ver en los Cerros bogotanos ¿Por qué solo hasta un día después se dio la atención de aeronaves de la Fuerza Aérea? ¿Por qué el Alcalde Peñalosa estuvo al mando de la situación solo hasta hoy? ¿Por qué el IDIGER empieza a tener protagonismo hasta hoy martes? ¿Cuál es la articulación entre las entidades distritales con las entidades nacionales para atender situaciones de emergencia en la capital del país?
2. No existe conciencia ciudadana sobre el impacto natural, ambiental, social y paisajístico que tiene la quema provocada en los Cerros. Siguen sucediendo incendios de este tipo, que en su mayoría se trata de actos humanos que preceden el consecuente incendio, y en esta medida se tiene que el ciudadano no valora la importancia ecológica que éstos, los Cerros, poseen especialmente en cuanto a recursos hidricos y vegetación.
3. El cambio climático es un hecho en Bogotá y el Fenómeno del Niño sobre la capital del país es apenas una de las dimensiones de los cambios del clima. El aumento de la temperatura ha sido evidente en las últimas semanas y la administración distrital no ha dimensionado los riesgos que tiene sobre la vegetación nativa de los Cerros Orientales. No ha sido posible que, a pesar de las obviedades, se implemente un plan de atención, prevención y mucho menos tomando decisiones sobre el ingreso a los Cerros Orientales de la ciudad. Mientras continúe el Fenómeno del Niño y en cuanto se acentúe el cambio climático en su faceta de calentamiento de la ciudad, los Cerros se mantendrán en alerta máxima de incendios.
Los Cerros Orientales se encuentran en vía de extinción, pues cada vez son más graves los incendios que afectan: primero a una hectárea, luego 10 y después 20 hectáreas sobre bosques y áreas nativas de vegetación que jamás volverán a nacer y quedará allí una extensa mancha de flora pulverizada por el fuego y el intenso calor que coadyuva en el agravamiento de los incendios.
@cafsaavedra