Más allá de los problemas estructurales de la economía, de la justicia, del medio ambiente, de los derechos humanos, etc. el cáncer del clientelismo es la corrupción.
Escuchados hasta el momento los candidatos presidenciales, ninguno, salvo uno, se ha manifestado al respecto, y tal vez, ninguno lo hará. Al fin y al cabo, esas prácticas son el oxígeno que les permite vivir políticamente.
Acostumbrados en la política al manejo de un doble discurso, donde en campaña se promete el cielo y la tierra, y la solución que todos quieren oír a las problemáticas del país, ver en el panorama político a un candidato distinto ha llamado la atención de los colombianos.
El "loco Rodolfo" , como le dice hasta la mamá, tal vez por su carácter santandereano y muy al estilo de Trump, se ha expresado frente a este cáncer del clientelismo del empleo público. Y ha dicho algunas cosas positivas y otras negativas, pero la has dicho.
Lo positivo, que tiene identificado como un desangre del tesoro público y fuente mayor del clientelismo a los contratistas de prestación de servicios. Y tiene por qué decirlo, como alcalde que fue de una ciudad capital, que, como todas, y como todas las entidades públicas tienen la mayor paralaboralidad del Estado. Anuncia su erradicación total.
De igual manera tiene identificado que la corrupción se materializa y se ejecuta a través de otra fuente del clientelismo, como lo son los directivos de las entidades públicas, aquellos que tienen facultades de contratación y de ejecución de recursos públicos.
La mayoría, por no decir todos los empleados de libre nombramiento y remoción, son un producto de un clientelismo perfumado que nadie controla y es la principal fuente de corrupción.
El "loco Rodolfo" acierta manifestando su respeto por los funcionarios de carrera administrativa. Pero lo negativo y que sería motivo de fuertes contradicciones y enfrentamientos es su animadversión por los sindicatos, y las negociaciones colectivas. Muy al estilo uribista señala de ser un problema y que son perezosos e ineficaces.
Controversial y polémico, pero con la franqueza que lo caracteriza plantea uno de los grandes problemas del Estado colombiano y da sus soluciones al respecto. Los demás, tanto tiros como troyanos, de todos los colores, guardan sospechoso silencio sobre este cáncer. Tal vez lo ven como algo natural del cual viven.
Si hay algún candidato que proponga soluciones mayores que Rodolfo, como la selección meritocratica de directivos y empleados de libre nombramiento y remoción o por lo menos hasta niveles medios, (y por supuesto de los titulares de la Contraloría , Procuraduría, Defensoría y Fiscalía) de los contratistas que realmente se requieran, de los trabajadores oficiales, y acabar toda fuente de clientelismo y explotación laboral, y hacer del trabajo decente y la meritocracia constitucional su bandera este merecerá el apoyo de los colombianos.
Pero ojo que no vaya a resultar una estafa como la alcaldesa mentirocrática de Bogotá.