Estamos tan acostumbrados a los cambios tecnológicos que ya no nos sorprende las evoluciones que vemos en las actuales elecciones presidenciales, uno de los mejores ejemplos de los que nos depara el mundo digital, con las redes sociales como principal mecanismo para la difusión y discusión de ideas. El expresidente Uribe ha manejado con mucho éxito su oposición al gobierno de Santos simplemente a través de Twitter. Las plazas se siguen llenando, pero los asistentes no necesariamente corresponden con votos, como puede dar fe Vargas Lleras; en cambio, los tres candidatos más votados son exitosos tuiteros. Todavía la radio y los debates televisados atraen mucha audiencia, pero cada vez más soportados e impulsados a través de las redes sociales.
Me ha llamado la atención la disminución de las vallas con publicidad políticas en las calles y carreteras, un negocio que esperaba con ansiedad las épocas electorales, pero que han tenido que aceptar que las campañas prefieran invertir su presupuesto en las redes sociales. En menor medida, pero también notorio, es la disminución de publicidad en los medios impresos como periódicos y revistas; ni que decir de los volantes, aunque algunas campañas los usaron más que otros, no fue propiamente en la impresión donde se concentró el gasto de los recursos. Atrás quedaron lapiceros, cachuchas, etc. sobreviven algunas calcomanías en los carros.
Las encuestas son talvez donde más duro será el cambio. A las firmas encuestadores les ha ido bien en estas elecciones, cobran duro, y los medios y las campañas lo pagan. Sus estimaciones son fundamentales para definir estrategias, y los medios utilizan los resultados para capturar audiencia en hora prime, primeras páginas y portadas. Pero ellas mismas, en el evento realizado el pasado 22 de mayo en el Jockey Club indicaron que estas serán las últimas elecciones donde una encuesta como las que realizan valga $ 100 millones de pesos. Según dijeron, con las nuevas tecnologías un muchacho podrá hacerlas desde un computador por $ 500 000. Los teléfonos inteligentes a través del GPS que se utiliza para pedir un taxi, determinarán el estrato socioeconómico del encuestado, de su perfil en redes sociales se capturarán (si el encuestado autoriza) datos como edad y sexo, además de poder utilizar técnicas de reconocimiento facial para determinar si la persona es quién dice ser y es quién responde. Ya no se requerirán encuestadores, tabletas para captura los datos, supervisores, gastos de transportes y toda la logística necesaria para llegarle físicamente al encuestado. Puede sonar demasiado poco el costo que las firmas encuestadoras indicaron, dado que una encuesta representativa requiere programación, elaboración, definición del tamaño y composición de la muestra, análisis de los resultados, etc., pero si parece cierto que para el 2022 será otra la forma de encuestar, y muchas más las alternativas.
La campaña de Iván Duque desarrolló un aplicativo
para pagarle a los testigos electorales
a través de sus teléfonos inteligentes
Eliminación de intermediarios. La campaña de Iván Duque desarrolló un aplicativo para pagarle a los testigos electorales a través de sus teléfonos inteligentes. El sistema es simple, al final del conteo, el testigo envía a la campaña una foto del formulario final E 14 a través de su celular inteligente, testificando que estuvo presente y que avala la transcripción realizada en la mesa de votación. La campaña recibe el formulario, donde luego de validar la existencia de ese testigo y su mesa asignada, le responde con un pin de pago para que pueda ir a un cajero a retirar el efectivo del pago. El sistema no solo permite eliminar los costos de intermediarios, sino que la campaña recibe directamente la información y la procesa, permitiéndole conocer el comportamiento electoral en cada mesa, aumentando la transparencia. Aunque el sistema presentó algunos problemas el pasado 27 de mayo, principalmente debido a que no todos los testigos que se inscribieron entendieron la necesidad de poseer teléfonos inteligentes, soluciones de este tipo serán cada vez más utilizadas en los próximos procesos electorales.
Las llamadas telefónicas de las campañas y los candidatos han sido reemplazadas por los chats de WhatsApp que han modificado la forma de enviar mensajes por los teléfonos. Es mucho más eficiente enviar un mismo mensaje por chat al grupo de colaboradores que llamarlos uno por uno. Las reuniones virtuales todavía son superadas por las presenciales, pero ya en TED se ven conferencias más amables donde el conferencista aparece como holograma o avatar digital (eje: Yuval Noah Harari desde Tel Aviv). A medida que los costos disminuyan, veremos más este tipo de reuniones por lo menos en espacios cerrados.
Es posible predecir que la relación entre político y votante será cada vez más individual, principalmente a través de las redes sociales, que permiten identificar y explotar las necesidades particulares, utilizando técnicas de big data e inteligencia artificial. Y de igual manera, en la relación física con el votante, más de encuentro personal, mirándose a los ojos y dándose la mano. Todo ciudadano quiere ser identificado como un individuo particular, y la tecnología ayudará a que así se sienta.