Muchos economistas, creen que la intervención del Estado es buena a corto y mediano plazo, en cambio hay una minoría de economistas que creen lo contrario.
Pero ¿por qué tan divididas estas opiniones, si se supone que la economía tiende a equilibrio sola?, fácil, son muy pocas las veces en que el mercado perfecto funciona, el término “cateris paribus” suena bien pero ¿la realidad lo aplica? Se supone.
En Colombia hay una gran discusión desde 1989, cuando se rompió el pacto de cuotas con la Organización Internacional del Café, desde la apertura del famoso “Neoliberalismo” o de libre comercio. Desde entonces, cada vez que el peso se revalúa ante el poderoso dólar, los caficultores inmediatamente sienten aún más la crisis y aunque el TLC ya dejó de sonar tanto porque la farándula se modernizó con temas como la revocatoria de Gustavo Petro, la Paz y pobres familias como los Nule o los hijos de Uribe por mencionar algunas, que de por si es más rentable el titular del TLC que desangra al país día a día.
Los monopolios… digo los libres mercados, ha debilitado mucho las empresas caficulturas del país, las familias que viven de esto se han quedado con una mano adelante y otra atrás; las transnacionales llevan su mejor parte gracias a estas políticas, la especulación de estas es un factor importante a la hora de comprar el café, las cooperativas de caficultores las han debilitado, el Fondo Nacional del Café está exportando cada vez menos y desaparecieron la Flota Mercante Grancolombiana y el Bancafé.
Un productor mayor pierde por razones obvias del mercado más que un pequeño productor. Se dice que aproximadamente el 90% de los cafetales poseen menos de 7 hectáreas, que por consiguiente no genera mayor riqueza a estas familias, tristemente el gobierno juega con el gremio, la revaluación es el demonio para este sector y para el resto de la agricultura, minería y las pymes.
Con el gobierno Santos es imposible asegurar el futuro de los caficultores, pero de algo si estoy seguro, las políticas son malas, si bien los factores externos como la revaluación, no hay facilidades para el caficultor en cuestión de créditos, en el agro cualquier crédito es costoso y el gobierno auspicia que así sea, mientras las tasas de BanRepública se mueven controladas por mandato de la FED.
Si hablamos de los subsidios que “da” el gobierno, sólo suplen la portada de revistas económicas y caras alegres en la tapa de El Tiempo por mencionar uno.
No se puede dejar en vaivén al agro como está acostumbrado este gobierno en dejar el país. El café es un ejemplo claro de la NO intervención del Estado y para los que la defienden por su populismo neoliberal, si de aplicarse esta intervención es un total desastre.
Oscar Gutiérrez, líder del Movimiento por la Defensa y la Dignidad Cafetera, le dijo a El Tiempo que a todos los cafeteros que llegaran a vender su producto, se les "prometió" una entrega inmediata del PIC (Programa de Protección del Ingreso Cafetero), equivalente a los 145 mil pesos por cada carga de café de 125 kilos, “pero solo se lo pagaron a 260 mil caficultores, ¿y los otros 300 mil que sobran qué? ¿Es que ese café no vale?”, cuestionó Oscar Gutiérrez.