Nueva arma de guerra para el ELN, las disidencias, el clan… y para cualquier malhechor inteligente en un país en el que la cultura de la ilegalidad y el contrabando y el acceso a la tecnología van de la mano.
Lo ocurrido el martes y el miércoles de la semana pasada en el Líbano tendrá consecuencias insospechadas en el mundo.
Que el Mossad haya infiltrado la cadena de suministro de los buscapersonas y walkie-talkies, fabricados especialmente para los miembros de Hezbolá, les haya incorporado una tira de explosivo plástico y los haya hecho explotar a la misma hora, abre una nueva era de alta vulnerabilidad para la humanidad.
Para contendientes militares y políticos y, claro, para la población civil.
El golpe de Israel es una jugada maestra de inteligencia, articulada con una dosis de alto desarrollo tecnológico. Aterrorizador porque el ataque no requirió despliegue de misiles, bombas o aviones y se desató en los escenarios de la cotidianidad: supermercados, residencias, en la calle. Incluso, durante los funerales.
Brutal y despiadado porque la mayoría de las víctimas eran inocentes. Se había utilizado la explosión de móviles en contra de objetivos individuales, pero nunca en la forma masiva de la semana pasada mediante aparatos obsoletos.
Los buscapesonas y los walkie-talkies, de generaciones tecnológicas anteriores el móvil inteligente que conocemos, fueron los elegidos como sustitutos de lo móviles por la dirección de Hezbollá para evitar seguimientos e infiltramientos digitales.
Hace mucho tiempo que los virus y el malware infectan nuestros celulares. Acá el asunto es a otro precio
Con lo ocurrido, la paranoia está disparada. Hace mucho tiempo que los virus y el malware infectan nuestros celulares. Acá el asunto es a otro precio: todo el mundo es usuario de celulares, computadores, vehículos, televisores, tostadoras, lavadoras y las demás doras, y cuantos dispositivos forman parte de los hogares en todo el mundo. Además, todo va formando parte del llamado “internet de las cosas”, es decir, que son aparatos de comunicación interconectables.
Nadie controla la cadena de suministro de un celular, que puede tener este recorrido para llegar a manos nuestras:
- Litio, cobalto y silicio, las materias primas básicas, vienen de Australia, el Congo y China.
- Los microchips provienen de Taiwan y Corea del Sur. Las pantallas, del Japón y las baterías, de la China.
- En China se suelen ensamblar los componentes para armar el dispositivo final.
- La logística global dispone del transporte marítimo dede la China a algún puerto como Cartagena, Colombia.
- El almacenamiento se hace en grandes ciudades como Medellín o Bogotá y finalmente, en los centros de venta, decenas de miles en todo el país, llegan a manos del consumidor.
Ni qué decir de los demás dispositivos. En suma, las cadenas logísticas son complejas y, como lo demuestra el caso de Hezbolá, infiltrables.
En el caso de Colombia, con el culto al contrabando de electrodomésticos y la prevalencia de la cultura de la ilegalidad, amén del robo de móviles y su reventa, se abre un desafío enorme.
Es un tema de seguridad nacional que requerirá respuesta de las autoridades.
El uso de drones, como los sabemos, ya está a la orden del día de grupos armados ilegales. A pesar de que ya existen los sistemas de defensa anti-drones, la Fuerza Pública no da señales de estar actualizada tecnológicamente en la materia.
Y es un tema de seguridad ciudadana también. Las respuestas institucionales deberían apuntar al seguimiento estricto de las cadenas de suministro de los dispositivos que llegan al país. Misión casi imposible …
X: @rafaordm