A Andrés Manuel López Obrador, "AMLO" como se conoce en su país, lo derrotaron dos veces antes de llegar a la presidencia de México. En la primera de estas derrotas, quizá la más dolorosa, además de recibir todo tipo de calumnias y ataques mentirosos y alevosos por parte de los funcionarios del Estado, sufrió el más descarado de los robos por parte del PRI. Sin embargo, cuando al fin lo logró, recibió la presidencia de parte del más inepto, negligente y tonto presidente que haya tenido México en su historia: Peña Nieto. Este hombre es un verdadero "paquete chileno", colocado allí por las castas de politiqueros mexicanos, todos enquistados en intereses económicos, sin ninguna preocupación por los ciudadanos, ni por los programas sociales, ni el desarrollo económico y educativo de una sociedad maltratada por una profunda violencia y corrupción. Son culpables los políticos mexicanos y sus partidos tradicionalistas de la mayor crisis de su historia, crisis de la que el pueblo tomó partido eligiendo a AMLO, esta vez buscando un cambio de fondo y protestando por la cantidad de mentiras terroristas que la ultraderecha intentó una vez más sembrar en el colectivo. Ay, es inevitable comparar toda esta situación con la de nuestro país.
Algún conocido me dijo en estos días que Uribe es un estratega y un calculador, yo no le otorgo nada a Alvarito y creo que sus cálculos están errados. Este periodo de gobierno es sin duda liderado por un verdadero estúpido farandulero, Iván Duque, producto de una interminable lista de mentiras terroristas, un plan de gobierno liderado por cuatro o cinco ministros, fichas de Uribe, con el único propósito de desarrollar políticas en beneficio de los gremios, la industria y la banca, dejando de lado cualquier interés por los ciudadanos, además devolviendo al país más desigual del mundo a una violencia infame, intolerancia a la protesta y tal vez la más profunda y descarada de las corrupciones ya sobre la mesa y con toda la desfachatez. Siento que le están fallando los cálculos al espurio de Álvaro Uribe Vélez, porque la gente no va quedarse con esta, ¡ya no más! Aunque ahora se sientan empoderados y con libertad para disponer de los recursos del Estado, aunque tengan manipulado todo el aparato judicial, aunque tengan a la fuerza pública azotando los ciudadanos de bien y los estudiantes, esta cuenta de cobro para el cambio viene muy pronto. Ya nadie le come cuento de los discursos fachos y fanatizados de Paloma y su secta tratando de ocultar los corruptos. Tomará fuerza la verdad de Petro y de un grupo de personas decentes que quieren un verdadero cambio en las prácticas políticas, por supuesto, pero de fondo una revolución social, económica, ambiental, educativa y de los servicios de salud.
Los votos de Uribe ya no les van a alcanzar, pero lo más interesante, ya no les van a alcanzar las mentiras.