El mundo atónito pudo asistir a la audiencia del congreso norteamericano que decidía sobre la incorporación de por vida a un cargo en la Corte Suprema de Justicia del juez Kavanaugh en los Estados Unidos. La componente de acoso sexual agregó la pimienta y el comino para adobar hasta el delirio un plato mediático con todas las de la ley, servido a gusto de un artista histriónico como Trump. De haber buscado uno mejor no le hubiera servido para sus fines, aun antes de haberse posesionado Kavanaugh. Y mientras tanto, qué gana la Dra. Blasey Ford, la víctima, revictimizada por el ominoso recuerdo, y su dilapidación pública. ¡Oh, horrores!
Lo anterior tomó un rumbo inesperado cuando a último momento el senador Jeff Flake condicionó su voto decisorio a que hubiera una investigación del FBI. Esa instancia, que pudiera editar la Fiscalía en Colombia, no estaría prevista, pero hubiera brillado ni que pintada para profundizar en el caso de los cuestionados Bonos Carrasquilla. A propósito, ¿algún colegio de abogados tendría algo que agregar?
El caso revierte todavía mayor importancia pues detrás del voto de Flake parece estar agazapada su eventual postulación a la presidencia en el próximo debate de 2020 para el cual parece que ya hay patos en el agua. Flake se perfila y vaya de qué forma.
“Él no es un moderado. Sigue argumentando a favor de sus creencias conservadoras, pero siempre ha sido de la opinión de que se puede hacer de manera cordial “, dijo Jaime Molera, un estratega republicano amigo del senador”. Cordialidad republicana, ¿cómo se cocinará esto?
Así que la Dra. Blasey Ford descargaba su reposada furia y Kavanaugh su enojo partidista y sus lágrimas de cocodrilo, mientras Flake se frotaba exultante las manos calculando el volumen de su osadía: si no lograba irritar a ambos partidos, y a Trump, no ganaría su apuesta mediática a tres bandas.
Algo similar podría ocurrir en Colombia si mi propuesta en ciernes, Margarita Rosa al fin decide lanzarse como candidata a la alcaldía de Bogotá, luego de que apoyara valientemente a Antanas Mockus tras la reciente muestra en vivo y en directo de sus reconditeces y redondeces mórbidas. Antanas Mockus logró con su espectáculo macular acallar la algarabía de una gallada de senadores del Centro Democrático, lo cual, sabemos, es aparatosamente difícil de lograr, tanto como la de otros partidos. ¡Increíble, qué tan cerca se manifiestan las alianzas cuando de hacer bulla se trata!
Lo que pretendo resaltar aquí es que aquel dicho “de cualquier empalizada, sale un lobo” da una idea cabal de cuánto puede esconderse en un acto supuestamente explícito y aparentemente conocido. Para ello me valdré una vez más de David Bohm, premio nobel de física. “Bohm enseña que debajo del 'orden desplegado' (explicate realm) hay un 'orden implicado' (implicate realm)”.
Cuando lo de Antanas Mockus nadie pudo haber colegido jamás que tras bajarse los pantalones se encontraba una candidatura y una alcaldía de Bogotá. Bajarse los pantalones fue la realidad explícita, y la alcaldía la realidad implícita. Solo cuando apareció esta última pudo conocerse la realidad total. Bohm funda la holokinesis. Sigue Bohm diciendo: (…)“que el orden que vemos —por ejemplo— en el movimiento de los planetas es, en verdad, la expresión de un “orden implicado” en el cual los conceptos de espacio y tiempo ya no tienen validez; que en cualquier elemento del universo se contiene la totalidad del mismo —una totalidad que incluye tanto memoria como conciencia—”.
Para los casos que nos ocupan, detrás de aquella irrupción de Kavanaugh en la secundaria contra Blasey, quién iba a pensar que 36 años después se encontraba una fuente de impugnación. Obviamente la noción de espacio tiempo allí se resquebraja o, por lo menos, se desdibuja. Detrás de la audiencia, realidad explícita, Flake tramó algo que a futuro puede llamarse candidatura o presidencia de los Estados Unidos. Quién pensaría hoy que tras acallar a la jauría en el senado, Mockus abría la puerta para que la exuberante y exótica Margarita Rosa, demostrara sus talentos para una eventual candidatura a la alcaldía de Bogotá, en el supuesto de que la asuma. ¡Ay! ¡Margarita!
Obviamente, lo de Bohm esconde mucho más misterios pero, por ahora, contentémonos con eso.
Acerca de su diseño de la cordialidad republicana Flake perora. “Ven las políticas que salen de la Casa Blanca y dicen: “¿Dónde está nuestro partido?” Están buscando, anhelando una política más decente. Defiende tus principios, sí, pero entender el compromiso no es una mala palabra, dijo en Boston”.
Cualquiera puede pensar que Margarita Rosa dijera: “Ven las políticas que salen del Palacio Liévano y dicen: ¿Dónde están nuestros mayores intereses?” Ellos están buscando, anhelando una política más tentadora, casi sensual, más decente. Defiende tus principios, sí, pero entender el compromiso de cada ciudadano con su futuro no es una mala política, dijo en Miami”. Y esta frase puede ser mejor adobada si Margarita Rosa cuenta con Mockus. Quién no esperaría que Margarita Rosa emprendiera una nueva fase, ahora despampanante y escultural, de cultura ciudadana.
En el caso de Flake (…) “La pregunta es, ¿dónde, exactamente, están todos estos republicanos anhelantes?”
Para el caso de Margarita Rosa, yo sé dónde están esos bogotanos anhelantes. Muy a sotto voce, al menos conozco uno que sin ser bogotano siempre está anhelante.
Notas. Todo lo de Jeff Flake aparece en el newsletter On Politics, editado por el New York Times, traducido por Google; lo de Bohm de una reseña de su libro La totalidad y el orden implicado.