Los bloqueos fácilmente podrían ser un crimen de lesa humanidad

Los bloqueos fácilmente podrían ser un crimen de lesa humanidad

"La justeza de la protesta está basada en buscar las reivindicaciones de los distintos sectores, pero los mamertos la utilizan de manera mezquina para desestabilizar el país"

Por: Ariel Peña González
mayo 21, 2021
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Los bloqueos fácilmente podrían ser un crimen de lesa humanidad
Foto: Pixabay

Cuando a una población no le llegan los alimentos, las medicinas y otros artículos de primera necesidad por los bloqueos que hay en las vías, necesariamente toca invocar al Estatuto de Roma en su artículo 7, en donde se mencionan los crímenes de lesa humanidad. En su literal b este afirma: “El exterminio comprenderá la imposición intencional de condiciones de vida, entre otras, la privación del acceso a alimentos o medicinas, ente otras, encaminadas a causar la destrucción de parte de una población”. Acá cabe resaltar que los crímenes de lesa humanidad, si la justicia de una nación no puede juzgarlos y condenarlos, la Corte Penal Internacional tiene jurisdicción, tarde o temprano.

En atención a lo cual los promotores de los bloqueos, antes de estar pensando en sacar dividendos políticos o económicos, deben acordarse del Tribunal de La Haya, en vista de que cualquier motivación no es excusa para someter a una población a la privación de lo que más necesita para sobrevivir, como ocurre en varios lugares de Colombia, perjudicando también las exportaciones y las importaciones que se hacen por vía marítima. En consecuencia, la terminación de los bloqueos es apremiante, porque de lo contrario se estaría configurando un crimen de lesa humanidad.

La justeza de la protesta social está basada en buscar las reivindicaciones de los distintos sectores de la sociedad, pero los mamertos la utilizan de manera mezquina para desestabilizar el país, cogiendo a los jóvenes de carne de cañón, para llevar a la población a dictaduras como las de Cuba o Venezuela, creyéndose ungidos, no se sabe por qué fuerzas sobrenaturales, utilizando a las masas como objetos en beneficios de los intereses de su secta; por ello esa cáfila desprecia el dialogo social y la concertación como mecanismos para llegar a acuerdos, y optan por las vías de hecho, como sucede actualmente en el país.

Por ello el sindicalismo democrático debe de tener la suficiente capacidad de discernimiento, para no dejarse usar por vendedores de humo, que juegan al azar para buscar un levantamiento popular, pero sin interpretar genuinamente las necesidades de la ciudadanía, sino guiados por caprichos ideológicos a la espera de una insurrección, y por eso precisamente hay que resaltar la independencia sindical fundamentada en el pluralismo, en donde el movimiento de los trabajadores no puede caer en los reduccionismos, las simplificaciones y las dicotomías que promueven los comunistas, creando dilemas entre socialismo o capitalismo, burguesía o proletariado e izquierda y derecha.

Precisamente el sátrapa ruso de Lenin rechazaba de alguna forma el termino izquierda, lo que demostraría que para el totalitarismo comunista las denominaciones izquierda y derecha no importan y solo las usan como táctica de acuerdo a las condiciones para la toma del poder. Por ello los demócratas no se pueden dejar imponer las dicotomías del marxismo-leninismo, porque fue Antonio Gramsci que al hacer la mezcolanza entre el marxismo y el maquiavelismo buscaba dividir la sociedad frente a dos alternativos únicamente, siguiendo la premisa de Nicolás de Maquiavelo, quien planteaba que no había que permitir la neutralidad y buscar siempre que la sociedad no tenga sino un par de opciones.

El atraso ideológico de algunos pueblos latinoamericanos, lleva a echar en el mismo costal al sindicalismo, la izquierda y el marxismo, claro que para el caso colombiano la situación es todavía más confusa, pues en los llamados grandes medios de comunicación hay “líderes de opinión” cuyo desconocimiento en la materia es aberrante, con lo cual la falta de sindéresis no permite que estos temas se aproximen a la realidad.

Al bodrio marxista no le podemos dar una ubicación específica en el espectro político, debido a que es un engendro que se viste de muchas maneras o se camufla en organizaciones democráticas, y asume un papel progresista para engañar a despistados. En cuanto al sindicalismo, no se puede olvidar que el comunismo totalitario ha sido enemigo de la lucha de los trabajadores (solamente los utiliza) y Lenin consideraba a los sindicatos como un simple apéndice del partido, o sea que eran únicamente una herramienta para la toma del poder.

La izquierda se consideraba en la revolución francesa como una corriente que buscaba las transformaciones sociales, luego el marxismo o comunismo totalitario que siempre pretende montar camarillas eternas en la dirección del Estado, de acuerdo a las enseñanzas de la revolución francesa no se puede ubicar específicamente en la izquierda, de ahí hay que reiterar que el marxismo por su obcecación y superstición es antihistórico y no tiene ni vigencia ni defensa, y lo único que le ha aportado a la tierra son grandes desgracias y sufrimientos.

Grupos extremistas en la actual situación chantajean a la sociedad y el Estado, impidiendo el derecho a la locomoción de la ciudadanía por varias carreteras de Colombia, siendo eso el abrebocas de una conspiración en contra de la población, por eso los comunistas cuando han mencionan los paros nacionales, han dicho: “es la oportunidad más propicia del enriquecimiento mutuo, que permite la reconstrucción del tejido social como herramienta valiosa y práctica de construcción de país, que nos permitirá entrelazar nuestra praxis, los sueños y la esperanza por una nueva Colombia”, advirtiendo que de acuerdo a la semántica del comunismo totalitaria, cuando se hace alusión a la “Nueva Colombia”, básicamente se refiere a que el país se convierta en una Venezuela o Cuba, por ello defender la democracia es de vital importancia para conservar las libertades individuales, y ya es tiempo que la ciudadanía de bien que es el 98% de los colombianos, defienda las instituciones legítimamente constituidas, rechazando el asedio totalitario comunista.

Hay que recordar que en el mundo solo existen dos sistemas políticos, que son el democrático y el totalitario, representado el último principalmente por las dictaduras comunistas; porque otra opción sería la disolución del Estado, pero eso es algo que ocurrirá en varios siglos; entonces, aquí y ahora, se tiene que defender la democracia con todo y sus defectos.

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