Entre octubre y noviembre de 2020 editorial Planeta publica el primer libro de Felipe Mercado llamado Se llamaban los Billis de Unicentro. Antes de eso la existencia de esa pandilla era prácticamente tradición oral, más mito que realidad, nadie se había tomado el trabajo de recopilar testimonios y anécdotas propias y escribir un libro sobre esa pandilla, había grupitos de Facebook y videos en You Tube con fotos de la época, pero nada más. El libro fue un éxito y como suele pasar cuando se trata de nostalgia salieron los sobrevivientes histéricos a decir que eso no pasó así, que Mercado distorsionó la historia y bla bla bla.
Al parecer, entonces el libro llegó a las manos de Amazon Prime Colombia y vieron un proyecto para hacer una serie coming of age, es decir, sobre grupos no necesariamente consanguíneos y poco convencionales (Euphoria, Derry Girls) que transitan hacia la madurez. Hubo contactos con el autor y con Planeta, y se ofreció una cantidad de dinero por los derechos que, viendo la serie ahora, es lo que se debieron haber gastado en 20 min de las 4 horas largas que dura en total (sin incluir promoción). Es más, voy a ponerlo en palabras simples: querían tumbar a Mercado, él se negó y Prime dijo que entonces realizaría su versión de la historia.
Dos años después vemos esta serie blanqueada y boba sobre la pandilla “que aterrorizó a Bogotá”, “la historia jamás contada” ajá. Pues si fue contada y crudamente en el libro: sin bandas musicales de quinceañeras ni historias de amor, como vemos en la serie. Si los sobrevivientes de esa época se quejaron con Mercado por el libro, no quiero ni imaginarme qué dirán al ver unos personajes desangelados, inventados e insertados como de serie gringa clase B escolar con sus problemas panditos, sin volumen, planos.
En un medio digital alguien del equipo de producción dijo que habían hecho una investigación de la época, pues tuvieron sí o sí que leerse y copiar cosas de Se llamaban los Billis de Unicentro. No había de otra, eso, por pura decencia ameritaba que en los créditos iniciales al menos leyéramos que era una versión libre del libro, pero no, llamaron a Francisca Estevez a hacer de ella misma con otro nombre (as himself dicen los gringos) ¿Qué porque digo eso? Pues porque todos la vimos en Masterchef y viéndola ahora pues no hay ninguna diferencia, y entonces se les ocurrió la genial idea de ponerla en una boy band que de haber existido en realidad esa sí hubiera aterrorizado a Bogotá de lo mala que es.
Pero a la serie le ha ido bien por dos razones muy claras: la nostalgia (y sobre todo la ochentera) vende muy bien, eso no solo pasa en Colombia y segundo, es la primera vez que las nuevas generaciones saben de esta historia de los Billis presentada con bajos valores de producción (altos valores es por ejemplo una peli de Marvel) y la están consumiendo dichosos, pero por lo mismo se merecen, nos merecemos un mejor producto audiovisual, no uno hecho como a las carreras en algunos capítulos y en otros que se sienten como sin ganas, con fallas en su ritmo narrativo.
Bueno agreguémosle que si hay un éxito es también en parte por la millonada en pauta que le ha metido a la promoción Amazon Studios, ojalá exista en un futuro próximo de pronto una serie documental para streaming con testimonios de sobrevivientes y ahí si una puesta en escena más cruda y no tan blanqueada como dije al principio, algo que transmita el espíritu del libro de Felipe, no unos padres clase media alta “preocupadísimos” porque sus hijos se convirtieron en Billis (otro invento de los guionistas insertado en la serie que no aporta nada).
Los universos que se desprenden de sus protagonistas David y el indio con su descenso a los infiernos son de un predecible mortal, se pueden adivinar los diálogos cuando vemos los planos de reacciones “¿y a usted que le importa?” “yo solo quería salir de pobre”. Es La misma tragedia contada una y mil veces en las narconovelas: el que se mete en el bajo mundo paga un precio.
Para terminar un punto a favor, la musicalización: es la correcta, ahí se nota la investigación, se logra transportar bien a la época y la escogencia de las locaciones en la etapa de preproducción, pero si les está yendo tan bien por favor que no veamos el año entrante: “Los Billis 50 años después” a un David con crisis de la mediana edad barrigón y calvo, y a una Andrea neohípster empoderada luchando aún por su identidad sexual interpretada por una Francisca Estevez as himself.