Todos los días revelan nuevos estudios sobre qué tan bueno para la salud son ciertas bebidas. Y tenemos que ser honestos, cada uno le cree al estudio que mejor le convenga, dependiendo de los gustos personales. Pues bien, como se acerca en Bogotá la feria Expovinos, me puse en la tarea de investigar los verdaderos beneficios de ésta bebida sagrada.
Tenía mucha razón Hipócrates cuando decía: “El Vino es una cosa maravillosamente apropiada para el hombre si tanto en la salud, como en la enfermedad se administra con tino y justa medida”.
Me encontré con numerosos estudios científicos que respaldan la teoría de que el consumo moderado de vino tiene beneficios para en la salud.
- El vino ayuda a reducir la grasa del cuerpo. El consumo de vino tinto impide la formación de nuevas células de grasa activando un gen que a la vez ayuda a movilizar las ya existentes, según un estudio realizado en el Instituto tecnológico de Massachusetts.
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Tomar vino reduce la formación de cálculos renales. Una copa de vino al día reduce el desarrollo de piedras en el riñón y diversas infecciones renales.
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Dientes sanos. El vino tinto actúa como inhibidor de las placas y bacterias que producen caries y otras enfermedades dentales como la gingivitis. El efecto es posible gracias a los polifenoles, antioxidantes naturales que contiene el vino tinto y que desaceleran el crecimiento de la flora bacteriana en dientes y encías, según un estudio del Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación de la Universidad Autónoma de Madrid.
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Un corazón contento. Según una investigación del Hospital Clinic de Barcelona, una copa de vino al día para las mujeres o dos para los hombres aumentan los niveles de colesterol bueno en la sangre y previenen enfermedades cardiovasculares.
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A tu salud mental. El consumo moderado de vino evita la demencia senil y mantiene la función cognitiva y la agilidad mental del cerebro. Los antioxidantes del vino reducen la inflamación, impiden que las arterias se endurezcan (aterosclerosis) e inhiben la coagulación, mejorando así el riego sanguíneo del cerebro, según investigaciones realizadas por la Academia Sueca Sahlgrenska y publicado en el Acta Neurológica Scandinavica.
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El vino da felicidad. De acuerdo con una investigación de la Universidad de California, asegura que al tomar vino las endorfinas, que son las “hormonas de la felicidad” se liberan en dos áreas distintas del cerebro, incrementando la sensación de placer.
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Mejora tus gustos alimenticios: Una investigación publicada en el British Medical Journal, asegura que las personas que les gusta el vino y lo consumen con frecuencia suelen comprar alimentos más sanos, consumen más aceitunas, frutas, verduras, quesos bajos en grasa, leche y carnes saludables, que quienes prefieren otras bebidas como la cerveza.
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Una copa contra el sedentarismo. Según una investigación publicada en The FASEB Journal, asegura que el resveratrol de la uva disminuye las consecuencias negativas de la vida sedentaria. Este antioxidante no es un sustituto del ejercicio, pero puede disminuir el proceso de deterioro en caso de que una persona no tenga mucha actividad física.
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Cuida la próstata. Experimentos del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson sugieren que los hombres que consumen cuatro vasos de vino tinto a la semana reducen en un 50% el riesgo a sufrir de cáncer de próstata. El responsable es el resveratrol, que, además de proteger contra las enfermedades cardiovasculares, podría reducir el riesgo de cáncer de próstata.
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Elixir de la juventud. La revista Archives of Internal Medicine publicó un artículo que concluye que, aunque el vino contiene 7 calorías por gramo, sus efectos sobre el metabolismo hacen que tomar vino moderadamente reduzca las arrugas en la piel y la obesidad al envejecer.
Y que el vino te acompañe.
@Andrea Villate