Corría el año 1964 y José, mi padre y dueño de una fábrica de zapatos artesanales, tuvo la brillante idea de abrir un local en una calle que apenas estaban inaugurando. Encontró un edificio nuevo, en donde ofrecían los locales en arriendo a un bajo precio. Sin pensarlo tomó uno. Su dirección era calle 19 # 5-51.
Con su visión comercial, montó su almacén Los Beatles y desde su pequeña fábrica empezó a copiar de las revistas todos los zapatos que los mechudos de ese entonces se ponían.
El modelo que más gustó fue el Beatle. Era un botín de estilo puntudo, con resortes en la boca del zapato y con tacón semicubano. Creo que su precio no superaba los $3.500.
Mientras mis padres y las empleadas del local (Mariela y mi prima Inés) atendían la avalancha de clientes, yo veía crecer esa calle. En esas fui testigo de cómo construían el edificio Residencias Sabana y el Hotel Dann. Con mi hermano Fernando vagábamos con los otros chicos por esos lotes cuando estaban vacíos.
Cuando no estábamos en esas, después de salir del colegio teníamos tres opciones:
- Ir al radioteatro de Todelar a ver el programa La Tapa, en el que estaban Humberto Martínez Salcedo y Néstor Alvarez Segura. Ese quedaba en la esquina de la 19 con 5a.
- Pasar a la carrera 8a y ponernos a mirar en el edificio de Emisoras Nuevo Mundo cómo funcionaba el radiorreloj y hacer la fila para entrar a su radioteatro a ver a Los Chaparrines o un ratico después La hora Philips.
- Escaparnos al barrio de los judíos, ese era en los alrededores de la Plaza de las Nieves. Allí como buenos tragones no hacíamos nada diferente a comer. Estaba la panadería El Cometa, al frente la San Isidro y a la vuelta (sobre la carrera 8a con 21 estaba), la joya de la corona, la salsamentaria El Bohemio. Ahí se perdía todo. De hecho, sus famosas salchichas y ají rojo de pimentón me han acompañado toda la vida. El plato sencillo era a $1.000 y el doble a $1.500.
Ah, me olvidaba de nuestras excursiones por la salsamentaria Suiza en la 20 con 8a, allí hacíamos fila para comer hamburguesas. También de la pasadita por donde los paisas de la Pesquera Jaramillo a comer hamburguesas de pescado.
El caso es que de vuelta al almacén, mis padres no se deban cuenta de nuestras excursiones gastronómicas, pues su volumen de trabajo no lo permitía. Era tanta la gente que había que cerrar la puerta para atender a los clientes por turnos. Incluso, en nuestro almacén aparecían todos los personajes de la época, entre ellos Harold Orozco, Oscar Golden, Andrés Salcedo González (locutor de Todelar), Víctor Hugo Ayala (cantante) y otras personas de la vida social bogotana.
Además, recuerdo que todas las mañanas, por ahí a las nueve, llegaba a la puerta del edificio un Mercedes Benz negro, de él se apeaba el hombre más importante del país: Alberto Lleras Camargo, quien era en ese momento el director de la revista Visión. ¡Tiempos aquellos! Todavía era la época en la que con nuestros pocos conocimientos de inglés seguíamos escuchando los inmortales éxitos de los mechudos ingleses, copiando todo lo que ellos hacían y sufriendo la persecución de la Policía por mechudos con botas Beatles... pero con la barriga llena.