Los tiempos del narcofútbol han pasado a la historia. Hoy a lo sumo se presentan situaciones graciosas como el lapsus que sufrió Luis Bedoya en el 2013 al guardarse una medalla en el bolsillo en plena premiación de la Copa Libertadores. Pero en los ochentas y noventas los sobornos, las amenazas y hasta los asesinatos, se orquestaban desde las dirigencias de los equipos profesionales de fútbol. Acá está un recuento de los presidentes de equipos de más funesta recordación.
El dueño del Envigado F.C. era el socio de Escobar
Don Berna llamaba a Gustavo Adolfo Upegui el alcalde de Envigado. Nada se movía en ese municipio sin que él lo ordenara. Su amistad con Pablo Escobar data desde los años 60 cuando eran vecinos en el barrio La Paz. Ambos andaban ciclas por las calles de Envigado y jugaban al fútbol, una pasión que los acompañó hasta principios de los años 80 cuando juntos iluminaron cientos de canchas de Medellín bajo el programa Civismo en acción.
Upegui fue el responsable de llenarle de animales la hacienda Nápoles a su viejo amigo y en recompensa el capo le abrió La oficina de Envigado.
El primer colombiano extraditado a Estados Unidos fue el presidente del Nacional.
A Hernán Botero Moreno lo quería todo el mundo en Medellín. En los 13 años en los que fue presidente del Atlético Nacional, el equipo ganó tres títulos y fue dos veces subcampeón. El transporte de cereales y la finca raíz le habían servido para acumular una fortuna. En una época en donde la mafia movía la economía antioqueña, fue detenido por lavado de dólares, delito por el que se convirtió, el 13 de noviembre de 1984, en el primer colombiano extraditado a los Estados Unidos. Tenía 52 años.
El máximo dirigente del fútbol colombiano es detenido por nexos con la mafia
Cuando Juan José Bellini fue presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, la selección nacional derrotó a Argentina 5-0. Unos años después la justicia le pudo comprobar los estrechos nexos que tenía el dirigente con los hermanos Rodriguez Orejuela. Este episodio vergonzoso fue una de las causas que se tuvieran en cuenta para que al club América de Cali, club del que también fue presidente, le cayera encima la Ley Clinton, medida que terminó llevando al equipo a la segunda división.
La época en que Rodriguez Gacha fue dueño de Millonarios
En 1988 el arquero de la selección argentina, Sergio Goicoechea, era el guardián de la portería embajadora. Una nómina de lujo, que muchas veces terminaba cualquier día entre semana jugando un partido en la Chihuahua, jugando contra un equipo capitaneado por su presidente, un hombre barrigón, bajito y ágil como una pulga al que llamaban el Mexicano. Cinco títulos en una década hacían incuestionable el reinado del capo dentro del ballet azul que incluía compra de partidos y hasta asesinatos de árbitros como sucedió en 1989 cuando cayó abaleado Alvaro Ortega.
El alcalde, condenado por asesinato, que fue dueño del Cúcuta Deportivo
El Cúcuta en el 2004 estaba en la segunda división del fútbol colombiano; tres años después le ganaba al Boca Juniors el partido de ida de las semifinales de la Copa Libertadores de América. Muchos le atribuyen este meteórico ascenso a los dineros que puso Ramiro Suarez Corzo, el alcalde de Cúcuta que cumple una larga condena por varios crímenes entre los que se incluye el asesinato y el paramilitarismo.
Bonus track:
https://www.youtube.com/watch?v=a_wnlPXaOb8
Luis Bedoya se “roba” una medalla
Ocurrió en la final de la Copa Libertadores del 2013. Atlético Mineiro acababa de derrotar por penales a Olimpia. El actual vicepresidente de la Conmebol y miembro del Comité Ejecutivo de la FIFA, le entregaba las medallas en un podio improvisado al subcampeón. En un lapsus, el dirigente decide enrollar una de las medallas y echársela en el bolsillo de su chaqueta. Un alto ejecutivo que estaba en la tarima se dio cuenta de la irregularidad y obligó a Bedoya a devolverla. Aunque el video no deja lugar a dudas, el máximo jerarca del fútbol colombiano negó el hecho y dijo que las imágenes habían sido sacadas de contexto y tomadas de mala fe.
