Ayer, ni siquiera murieron con las botas puestas, porque para eso hay que tener los huevos que ninguno posee, a excepción de Mascherano.
Equipo de eunucos, que espera que Messi siempre resuelva lo que su indolencia y su arrogancia no puede, gracias a una genialidad. Pero él, incluso siendo el extraterrestre que es, necesita de otros 10 que al menos metan, corran y sueñen con ganar algo, genuinamente.
Equipo de eunucos, que, de labios para afuera, pregona su superioridad, pero que en la cancha se vio superado siempre por un conjunto. En el mundial por una Alemania sin dobleces, y en las Copas por un Chile trabajador, que no espera que nadie frote la lámpara para ganar un título, sino que lo suda.
Equipo de eunucos como Higuaín que jamás mete lo que tiene claro. Como Funes Mori que jamás grita ni empuja desde atrás. Como Biglia que se murió del susto pateando el penal. Como el propio Martino que no es capaz de exigirles que jueguen a la altura emocional y mental de Messi.
Lio ya tiene 29 años y habiendo ganado todo lo que puede en un club, cansado de ser el mejor a años luz de los demás, sigue mostrando sed de gloria, porque le duele esa camiseta con la que no ha ganado nada. Pero con 10 eunucos al lado va a morir frustrado porque, justo en el apogeo de su carrera, mientras él les pinta la cara a los rivales, sus 10 compañeros lo aplauden pero no le ayudan.
Messi, pobre niño rico. Dios se apiade de tu talento.