El fútbol argentino está de luto. La derrota de la selección Argentina en la final de la Copa América Centenario a manos de Chile, no solo dejó al seleccionado dirigido por Gerardo Martino ad portas de un nuevo título luego de 24 años, sino que hizo que Lionel Messi, su crack y máximo goleador, renunciara. Messi no aguantó más y entre lágrimas anunció que deja la selección Argentina, al perder cuatro finales en los últimos 10 años. Algunos periodistas y la misma opinión pública piden que no se vaya -- inclusive crearon el hashtag #NotevayasLio-- otros lo tildan de 'Pecho Frío' cuando se pone la 10 de la selección. Sin embargo, varios líderes de opinión, como Camilo Francka, aseguran que Argentina no se merece a Messi. Esta es la carta que Francka le escribió al crack y que aparece en el portal de TyC Sports:
Se nos escurre como arena entre los dedos. Nos inunda de tristeza como el rostro de un niño cuando se le escapa el peluche del gancho de la máquina. Vamos a lamentarnos. Nos vamos a secar las lágrimas. Pero volveremos a desolarnos. De mantenerse el adiós, el tiempo nos hará más honda la herida. El tiempo, muchas veces cicatrizante, actuará en sentido contrario: nos refregará en la cara que tuvimos con nuestra camiseta a un pibe que cambió los paradigmas del fútbol y no lo supimos valorar. Así dejamos ir a Lionel Messi, por afano el mejor jugador contemporáneo; el tipo que nos hace creer que la basura que rodea a este deporte queda en segundo plano cuando escribe poesía con su zurda.
¿Quién podía ser tan iluso de creer en la gratuidad de tantas décadas de monarquía y de clientelismo barato? En el fútbol argentino, tienen que votar 75 asambleístas pero cada candidato suma 38 boletas. No más preguntas, señor juez.
Vivimos presos de ilusiones ilusas, de cuentos con el mismo final, creyendo en mutaciones inverosímiles que nos proponen los mismos que nos llevaron al abismo, cuando en el fondo sabemos que nada va a cambiar porque el sistema así lo indica. Y los Reyes Magos no existen. Y Papá Noel es marketing. Y debería estrujársenos el corazón al entender que no habrá otro como Messi. Messi, el crack fagocitado por la perversión. Messi, al único que había que proteger.
Se va un hombre indispensable. Si algo tienen los “distintos” es que su grandeza no disminuirá por un penal a las nubes o una final decapitada. El destino, para los que no pudimos disfrutar a Maradona, nos dio una segunda oportunidad, y la desperdiciamos. No te merecemos, Leo. Porque a Messi lo perdimos nosotros, con nuestras miserias. No busquemos enemigos afuera. Hagámonos cargo. Por una vez no nos victimicemos. ¡Por una vez! Es para llorar, perdónenme.
