La administración del alcalde Enrique Peñalosa la volvió a hacer. No solo le ha dado por talar una cantidad injustificada de árboles en Bogotá, sino que ahora los está asfixiando.
En los andenes de la Avenida Boyacá, Carrera 15 y Carrera 13, por mencionar algunas arterias, al Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) le dio por tapizar los alcorques (ese pedazo de tierra alrededor del tronco del árbol) con un caucho verde granulado que no deja infiltrar toda el agua de lluvia o riego que naturalmente irrigaría ese pedazo de tierra.
Y si tomamos en cuenta que el resto del andén es de cemento, ¿por dónde piensan ellos que va a entrar suficiente agua al árbol?
Por otro lado, también se dificulta la fertilización y la ventilación del suelo y las raíces, incluso gracias a fauna útil como las lombrices.
Quienes están haciendo esto alegan que los cubre-alcorques evitan la acumulación de basura, incluidas colillas de cigarro, al tiempo que facilitan la movilidad ciudadana en el espacio público, y que el caucho granulado permite el drenaje suficiente.
También alegan que en otras ciudades del mundo ya se emplean, pero no cuentan que estos materiales sintéticos han sido cuestionados en muchas de ellas, pues árboles en efecto se han secado. Incluso en Bogotá ya empiezan a verse secos algunos árboles, sobre todo jóvenes, tapizados con estos cubre-alcorques de caucho.
Y si todos estos argumentos no fueran suficientes para hacer ver a la administración lo impráctico de esta medida, hay uno irrefutable desde el punto de vista de la sostenibilidad ambiental: el gasto de materiales innecesarios.
Cualquiera que realmente sepa de diseño sostenible en estos tiempos de crecientes exigencias ambientales sabe que un principio básico es el ahorro, es decir, diseñar con la menor cantidad posible de materiales que a la postre simplemente se volverán desechos sólidos, simple basura.
En su defensa, el IDU alega que la instalación de estos cubre-alcorques se remonta a 2014, durante la gestión de Petro, pero eso no es justificación para que una medida impráctica del antecesor continúe con el sucesor.
Estos cubre-alcorques además confirman un patrón que ha marcado la actual administración del alcalde Peñalosa tan cuestionable en materia de sostenibilidad: el despilfarro de recursos en materiales u obras superfluas, como las mentadas bolsitas grises de los operadores de recolección de basura (PromoAmbiental, Lime, etc.) y las cuestionadas obras de señalización vial (llenas de separadores, tachones y postes).
Mientras que, por ejemplo, muchos de los eternos huecos de la ciudad “bien gracias”, siguen sin tapar.
