Los aplaudidos y abucheados en el debate presidencial del Pacífico

Los aplaudidos y abucheados en el debate presidencial del Pacífico

El público marcó el ritmo de un debate que parecía más una tarima para dar discursos y medir el fervor de la gente que para discutir ideas. Análisis

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abril 11, 2018
Los aplaudidos y abucheados en el debate presidencial del Pacífico

El tercer debate regional tuvo como protagonista al Pacífico. En el auditorio de la Sociedad Portuaria de Buenaventura fueron convocados los candidatos por El País de Cali, Red Más Noticias y Telepacífico.  En el auditorio de la sociedad portuaria de Buenaventura se perfilaron los más opcionados para llegar a segunda vuelta. Sin embargo, el gran ausente fue Iván Duque, que se negó a asistir por “cuestiones de agenda” a pesar de que había confirmado disponibilidad de tiempo. La excusa no le cayó nada bien a Mabel Lara, una de las moderadoras del debate, y lo criticó fuertemente con un trino.

Gustavo Petro estaba jugando de local en este debate. En Buenaventura el exalcalde de Bogotá ganó la consulta interpartidista, sacando más de 27.000 votos. Y eso se vio desde el principio. Cuando los candidatos se presentaron y arrancaron hablando de salud y servicios, Petro fue el único que recibió aplausos del público, que le terminó midiendo la vara a todos los candidatos con las ovaciones y los abucheos.

Sin embargo, el debate comenzó sin muchas emociones, y más que réplicas o respuestas, cada uno uso su tiempo para dar la respuesta correcta, para decir que estaban de acuerdo en que a la zona pacífica se le tiene que ayudar. Los discursos se mantuvieron como ya los escuchamos en los dos debates anteriores. Germán Vargas Lleras ya lo ha hecho todo siendo ministro, senador o vicepresidente; Humberto de La Calle gira alrededor del acuerdo de paz, pero sus propuestas coinciden mucho con las de Gustavo Petro; y Sergio Fajardo intentando llevar la discusión al área que más conoce: la educación.

Poco a poco el exvicepresidente de Santos se fue sintiendo más cómodo en su atril, aunque recibió uno que otro abucheo al sacar pecho de su gestión en la región, el público le terminó reconociendo las obras de infraestructura que él quiso resaltar: acueductos, viviendas gratis y carreteras licitadas. Sin embargo, solo en el Chocó el 37% de los municipios no tiene agua potable, lo que dejó un sinsabor en sus respuestas. Pero su propuesta es clara: lo más importante, a diferencia del enfoque que tienen Humberto de La Calle, Sergio Fajardo o Gustavo Petro, no es el impacto social de una posible gestión suya, sino la infraestructura, las obras públicas y el combate directo y de frente a las bandas criminales. Por ejemplo, no le tembló la voz al asegurar que la erradicación voluntaria de cultivos ilícitos era todo un fracaso, y fue el único de los candidatos que apoyó la fumigación con glifosato, además de la necesidad de la erradicación forzosa. Su broche de oro: el ministro de Ambiente Luis Gilberto Murillo, uno de sus aliados políticos y originario del Chocó. Cuando le recordó a la gente que él había llevado a Murillo al gobierno, acabó toda discusión sobre el racismo latente en el país.

A Sergio Fajardo no se le vio augusto en su puesto, tampoco con los temas que discutieron. Su reclamo, que comenzó como un comentario marginal y terminó con señalamiento directo al debate, fue un reflejo de su gran preocupación y estilo de gobierno: la política pública tiene que girar alrededor de la educación. Su propuesta más atrevida fue su iniciativa para acaba con la gran minería en el departamento, pero defender la minería artesanal que no se debe perder. ¿Cómo? Con escuelas y lugares que fomenten las tradiciones culturales y las protejan. Pero lo que realmente convenció al público fue su intervención sobre la corrupción, que ya hemos escuchado en los anteriores debates. “Ni un peso por un voto, miren a los políticos con quién salen en las fotos y sabrán los que van a robar cuando estén en el gobierno”. La gente no dudó en gritar y aplaudirlo, de las pocas veces que logró una reacción ferviente.

Los discursos de Humberto de La Calle y Gustavo Petro cada vez coinciden más. Sus propuestas sobre minería y desarrollo se unen en varios puntos. Por ejemplo, el tema del fracking no tiene discusión entre ellos dos: no lo aceptan por nada del mundo y quieren que la economía deje de depender del petróleo y el carbón.

Cuando todos los candidatos se dieron cuenta que los aplausos y las ovaciones marcaban el ritmo del debate, dejaron de proponer concretamente y convirtieron sus atriles en grandes tarimas para dar sus discursos. Con tono de caudillo, cada uno empezó a subir el volumen de la voz, cambiaron las pausas entre las palabras y con el brazo levantado se hicieron sentir. El público, como mirando desde la plaza pública, los escuchó y los aprobó.

El gran ausente

Iván Duque no fue al debate, pero figuró en la foto como todos los demás candidatos. Se convirtió en blanco de preguntas y críticas de Vargas Lleras, de Humberto de La Calle y de Gustavo Petro. El único que no lo mencionó fue Sergio Fajardo. “¿Qué conoce usted de la región pacífica?”, lanzó el ataque el exvicepresidente. “Tiene una cuenta de Twitter, espero su respuesta”.

Humberto de La Calle le siguió la cuerda a Vargas: “Doctor Duque, dígame de frente, cuando usted va a acabar con la Corte Constitucional es consciente de que terminar acabando con la tutela?”. Y luego le preguntó: “¿Usted está hablando en serio de meter a la cárcel a los consumidores esporádicos, eliminando la protección de la dosis mínima?”.

Finalmente, Gustavo Petro le lanzó fue un comentario ácido, recordando la polémica por sus estudios en Harvard: “Yo creo que Duque debe de estar en Harvard, y por cultura democrática debo hacerle la pregunta a alguien que pueda responder”.

Aunque no quería, Duque terminó apareciendo en la foto del debate Pacífico, y deberá responder todas las preguntas pendientes.

Las emociones no fueron protagonistas, pero los argumentos tampoco. Las propuestas, muy bien planteadas, no fueron sustentadas con acciones concretas. El pacífico, una región marginada del gobierno central, sigue esperando ser parte del país.

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