El ídolo del vallenato no ha vivido siempre una vida de ensueño rodeado de lujos. Hoy vive en una mansión en Miami, viaja cuando le plazca a Colombia en su avión privado y sale monta en su Ferrari último modelo pero no fue así cuando era jóven. Su sueño de convertirse en el número uno del género fue un arduo trabajo de años que pocos corren con suerte de materializar. Él fue de los pocos afortunados.
Silvestre Francisco Dangond Corrales nació en Urumita un pueblo de La Guajira. Su familia vivía en la pobreza, su padre William -más conocido como el Palomo- fracasó en su intento por ser cantante, la música definitivamente no pagaba las cuentas y debió abandonar su sueño para mantener a su esposa Dellis e hijos. La única alternativa del patriarca los Dangond fue ser acompañante de un conductor de un camión. En busca de un mejor futuro y más oportunidades laborales, los Dangond Corrales salieron del pueblo para instalarse en Valledupar en donde alquilaron un pequeño local en la Terminal de Transportes de la capital del Cesar.
Con solo 10 años, Silvestre trabajó en el negocio, su madre preparaba los corrientazos y su padre llevaba a los conductores de bus que pasaban por la terminal y Silvestre lavaba los platos y en las tardes salía del recinto para vender empanadas. No fue suficiente, el restaurante tampoco prosperó, la familia se separó, Silvestre se fue a vivir con sus abuelos mientras sus padres se mudan a Bogotá. Con 19 años y sin dinero, Silvestre se fue a perseguir sus sueños en la capital. Sin experiencia, no le quedó de otra que aceptar poco dinero para cantar durante las noches en un bar ubicado en La Calera. Poco a poco, armó combo, consiguió un acordeonero, un guacharaquero y alguien que tocará la caja. Los llamaban para amenizar reuniones al norte de Bogotá y cuando algún famoso cantante de vallenato se presentaba en un lugar, Silvestre lo esperaba al final del concierto para regalarle sus cds.
Todo el esfuerzo se vería reflejado en el 2002 cuando logró grabar Tanto para ti su primer album, dos años después Colombia conocería el sencillo que lo catapultaría en la fama: el inolvidable La Colegiala.