¿Cómo sería el mundo si los dinosaurios no hubieran desaparecido? Esta es una de esas preguntas que la mayoría de personas se ha hecho en algún momento de su vida. A muchos les encantaría poder caminar entre dinosaurios aunque, sin embargo, no sabrían cómo reaccionar si uno de estos les atacara. Pero no solo los dinosaurios se han extinguido a lo largo de la historia. Hay muchas razas ya extintas que fueron, en su gran mayoría, mucho más peligrosas que la mayoría de dinosaurios.
1. El helicoprion
Este tiburón contaba, en su mandíbula inferior, con una hilera de dientes que crecía de manera vertical en vez de horizontal, dando la sensación de que contaba con una especie de sierra circular en la boca. Lo único que diferenciaba al helicoprion de una sierra era que la hilera de dientes del animal no podía moverse de manera mecánica.
Llegando a medir hasta siete metros de largo, este carnívoro era capaz de destruir los caparazones de los animales para acabar con sus vidas y comérselos después. Se dice de la fantástica mandíbula inferior del helicoprion que estaba compuesta por una hilera de dientes más viejos en el centro de la espiral dejando un espacio referente a los nuevos al comienzo de la característica sierra.
2. La titanoboa
Una de las especies más peligrosas de la historia. Se trataba de la serpiente viviente más grande jamás encontrada y, a día de hoy, todavía sigue luciendo ese título. El animal podía llegar a medir más de trece metros, superando así a la Gigantophis, su principal rival en la lucha por ser la serpiente más grande, que podía medir entre nueve y diez metros.
Esta bestia comía todo lo que se le ponía por delante, llegando a devorar cocodrilos como si de lagartijas se trataran. Extinta hace ya más de 60 millones de años, esta especie vivía en la zona de la actual Colombia. Además de su tamaño, también es reseñable su peso, pues pesaba alrededor de 1.135 kilogramos, un auténtico peso pesado de la naturaleza. En lo que respecta a su apariencia, la titanoboa era muy parecida a la boa constrictor, si bien es cierto que su método de actuación era muy parecido al de las anacondas.
3. El azhdarchidae
Los azdárquidos fueron, probablemente, uno de los mayores animales voladores conocidos de la historia.Llegando a superar los cinco metros de altura, esta ave, que bien podría ser un cruce entre un pelícano y una jirafa, era un auténtico peligro para todo aquel que estaba a su alrededor.
Su nombre proviene del término Ajdarxo, que proviene de Ashdaar, el nombre de un dragón en la mitología tayik, derivada del antiguo persa Aži Dahāka. Por lo tanto, esta bestia era considerada como un auténtico dragón debido a sus largas extremidades y cuello. Su descendiente directo bien podría ser la cigüeña, si bien es cierto que la especie ha ido menguando y adaptándose a las nuevas generaciones. La especie se extinguió hace cerca de 140 millones de años, dejando paso a nuevas mutaciones más compactas.
4. El cameroceras
Si pensamos en el animal marino más terrorífico de todos los tiempos probablemente muchas de las personas preguntadas dirían que es el kraken, la criatura marina que aparecía en la mitología escandinava. Pese a que nunca se ha demostrado la existencia de este animal, sí que tenemos a su pariente más cercano, el cameroceras.
Este cefalópodo marino, que llegaba a alcanzar los seis metros de largo, fue uno de los mayores animales durante la Era Paleozoica. El animal contaba con una concha ortocónica, la cual le permitía defenderse de cualquiera de los animales que vivían en las profundidades de los océanos, donde realmente le gustaba vivir al cameroceras. Al ser superior al resto de animales marinos, el cameroceras comía cualquier animal que pasaba por su alrededor. Un auténtico depredador marino.
5. La arthropleura
La peor pesadilla para aquellas personas con miedo a bichos e insectos. La arthropleura, de la familia de los miriápodos diplópodos era, estéticamente hablando, bastante similar a lo que conocemos hoy en día como milpies. Al igual que el helicoprion, este animal vivió durante el período Carbonífero, es decir, hace ya más de 280 millones de años.
Esta bestia llegaba a alcanzar los 2,6 metros de altura, siendo uno de los miriápodos más grandes del mundo. Pese a que se cree que eran herbívoros, tenían una alimentación basada en musgo y helechos, de vez en cuando también podían darse un festín y comer carne. Se trataba de un animal muy difícil de vencer gracias a una coraza de púas muy corta que les ayudaba a defenderse de cualquier bestia.
Fuente: Koboonga.es