En sus ansias por la Alcaldía de Cali las conductas del exvicepresidente Angelino Garzón no dejan de sorprender a quienes lo consideraban un político mesurado. Ya no tolera crítica alguna y parece guiarse por la ambición sin control hasta el punto de buscar anular las decisiones democráticas que no le convienen.
Hace unas semanas intentó censurar al columnista de El Espectador, Ramiro Bejarano, quien ha hecho varias denuncias sobre corrupción durante la gobernación de Garzón en el Valle del Cauca. Para evitar la publicación de uno de sus artículos llamó al director del periódico, Fidel Cano, y le sugirió que programara una reunión con Bejarano con el fin de que este "le bajara el tono a sus columnas”. Cano contestó que "en Colombia no existe la censura previa y menos en El Espectador’’. La columna salió intacta y Angelino demandó al columnista.
Ahora pretende invalidar el aval que 14 de 15 personas -en una decisión autónoma de la Alianza Verde del Valle- le dieron a Michel Maya como candidato de ese partido a la Alcaldía de Cali. De conseguirlo, la Alianza Verde quedaría sin candidato propio y terminaría respaldando a Garzón, junto a los sectores de centro izquierda que aparentemente son sus aliados naturales.
Valga recordar que Angelino Garzón ya cuenta con el apoyo de Roy Barreras y Dilian Francisca Toro, políticos a quienes la Alianza Verde ha denunciado como representantes de la vieja política que no dejan avanzar a la ciudad.
Es paradójico que Garzón, quien ha defendido siempre las autonomías regionales y las decisiones de sus líderes, ahora desconozca ese proceso del Partido Verde para beneficiarse de no tener rival y obligar a estos movimientos a apoyar su candidatura.
El martes 21 de julio en Bogotá la Alianza Verde decidirá los avales y tendrá que demostrar si respeta y reconoce las decisiones de quienes en todo el país se juegan a diario con su trabajo y liderazgo el futuro del partido, o si cede ante las presiones y abusos de Angelino Garzón.