Los hermanos Francisco y Catalina Uribe Noguera no han pisado los juzgados de Paloquemao desde el 2017, cuando iniciaron las audiencias en su contra por la complicidad en la violación y el asesinato de la niña Yuliana Samboní. Su ausencia ha sido argumentada con motivos de seguridad, pero en todo caso no están obligados a asistir al no estar presos en una cárcel. En las salas del recinto judicial tan solo se ve a sus abogados: Pedro Enrique Aguilar de la firma Aguilar & Asociados, que ha trabajado en algunos casos de la mano de Jaime Granados; el consultor externadista Wilson Andrés Cadena Gómez de la firma AC Group, y Óscar Iván Hernández Salazar, quienes llevan la última voz de los acusados.
Estos tres abogados tienen la tarea de salvar a los hermanos mayores de Rafael Uribe Noguera, que son acusados de los delitos de favorecimiento en secuestro y ocultamiento, y manipulación y destrucción de materiales probatorios. En los juicios orales, la fiscal que lleva el caso ha llevado los mensajes de WhatsApp, dos discos duros, el historial de las llamadas y los testimonios de unas ocho personas que podrían demostrar que tanto Francisco como Catalina sabían qué hizo su hermano Rafael después de secuestrar a Yuliana y llevarla a su apartamento.