En las últimas semanas se ha presentado insistentemente en los medios la pregunta por el precio de una revocatoria. Se dice que serían 45.000 millones de pesos, aproximadamente. Esta es una cifra escandalosa, sobre todo en un país en el que el salario mínimo es de $ 737.717 y en el cual se considera que si se gana $1.500.000 al mes, ya se es de clase media. En general, $ 45.000 millones nos parece una cantidad comparable solo con el premio gordo del baloto.
Esta preocupación por el valor de la revocatoria termina siempre con un comentario desesperanzador. El cual hace ver lo que pagaríamos por ir nuevamente a las urnas, como un desperdicio. Este dinero que seguro se perderá, dicen ellos, apoyándose en la tendencia abstencionista de los bogotanos, podría haberse invertido en colegios, hospitales, ciclorrutas, etc. Un comentario semejante no puede más que parecernos acertado, ya que es completamente prudente no botar la plata, mucho más cuando tenemos tantas cuentas pendientes.
Al margen del argumento de mayor peso para cuestionar la preocupación por el valor de la revocatoria, a saber: la democracia no tiene precio y es mezquino pensarlo de esa manera, resulta necesario preguntarse también cuánto nos cuesta que continúe el alcalde. De continuar Peñalosa en el cargo llevará a cabo un plan de gobierno que implica la venta de los activos de la ciudad para usar el dinero en trocales de Transmilenio y colegios en concesión. Como ejemplo de esto está la venta de la ETB que a pesar de estar parada en este momento, si es nuevamente aprobada su venta, perderíamos alrededor de 2 billones de pesos. Parte de los ingresos de esta empresa están destinados a la educación, como lo afirma Nicolás Roa, en este mismo espacio, al señalar que entre 2003 y 2015 la ETB le entregó a la Universidad Distrital $ 90 mil millones.
Otra cuenta que debemos sumarle al alcalde es el dinero que nos sustrae a través de impuestos y planes de valorización. A finales del año pasado el alcalde radicó un proyecto para subir el impuesto predial el 20%, entre los estratos 4, 5 y 6, lo cual, como lo han señalado en algunos artículos de prensa, está 2 y media veces por encima del Índice de Precio al Consumidor (IPC). http://www.semana.com/nacion/articulo/penalosa-presenta-proyecto-para-aumentar-el-predial-en-bogota/481426
Es natural que un alcalde busque recursos para gestionar su Plan de Desarrollo. Sin embargo, sabemos que Peñalosa no está interesado en mejorar el nivel de vida de los bogotanos, garantizando una mayor inversión social. Prueba de esto es la reducción del subsidio que afectó a las personas en condición de discapacidad. Cómo lo señaló Juan Carlos Flórez en Semana en Vivo, "vale más la maqueta que se compró para la Cumbre de Alcaldes en Cartagena que un mes de subsidio para estas personas". No obstante, a pesar de lo poco que le cuesta este subsidio a la ciudad, el alcalde no dudó al reducirlo.
La finalidad que el alcalde busca darle a este dinero, como él mismo lo ha señalado en diversas ocasiones, es la construcción de más troncales de Transmilenio. Algo que, como bien conocemos está completamente alineado con sus intereses particulares y no contribuye a mejorar la movilidad. Esto en parte porque, si bien no hay mucho espacio por donde circular, el aumento de vehículos particulares, motivados en parte por las alzas en el valor del pasaje en Transmilenio, influyen significativamente los problemas de movilidad. Por otro lado, los buses articulados no están en óptimas condiciones, algo que se suma al desorden del transporte urbano y no se soluciona con la construcción de troncales.
Lo anterior es solo una muestra de que los 45.000 millones que podría costar revocar al alcalde son muy poco frente a lo que nos cuesta su mandato.