La corrupción en el caso de Odebrecht no solo pone en evidencia la falta de ética de los funcionarios públicos, la contratación engañosa e impúdica de la empresa privada, el compinche y la vista gorda de los órganos de control; sino la lamentable pérdida de vida humanas en carretera diseñadas para la movilidad vehicular más no peatonal.
El trayecto comprendido a la entrada de la ciudad de Santa Marta principalmente en lo que respecta al intercambiador vial de La Lucha en un tramo de 4 a 5 kilómetros donde convergen tres glorietas se ha convertido en todo un riesgo para la vida. El 24 de diciembre pasado se inauguró la obra y en un mes 4 personas han perecido en el sector entre ellos el estudiante de décimo semestre de medicina de la Universidad del Magdalena Orlando Granados, un ama de casa y un ciclista entre otros.
La troncal del Caribe conocida como El 'corredor de la muerte' carretera que está adjudicada al consorcio Ruta del Sol II deja 42 víctimas en 158 accidentes en el 2016, lo que demuestra que algo falló en el desarrollo de los diseño de estas obras.
En lo que respecta a los 5 kilómetros del intercambiador vial de la Lucha a la glorieta de Mamatoco, a pesar de tener a ambos lados barrios densamente poblados, terminales de buses locales e interdepartamentales, varios supermercados grandes; 4 universidades; no se contemplaron en los diseños pasos peatonales (puentes). En los actuales momentos la obra carece de iluminación, señalización y pasos peatonales temporales lo que demuestra una falta al Plan de Seguridad Vial, y no se puede crear cultura ciudadana achacándole la responsabilidad a los ciudadanos como pretende la gobernación del Magdalena, cuando estos no tienen los mecanismos de obras civiles para utilizarlos; no le pueden decir: “cruce por el puente”, cuando estos no existen.
Pero lo más preocupante a futuro es que dicho consorcio justificó la falta de financiación para la construcción de puentes peatonales que son prioridad en una obra que debía ejecutarse en 2007 por parte de la Concesión Ruta del Sol II y, de acuerdo con el cronograma inicial, debía entregarse en diciembre de 2010.
La corrupción no solo crea detrimento patrimonial al Estado, no solo muestra la putrefacción de nuestra clase política, ni el vicio oportunista y mezquino de los privados, como también la irregularidad de entregar obras civiles a consorcios que no creen en la ética ni mucho menos en la calidad de sus obras, sino que con la corrupción de estos políticos y empresarios, en un binomio diabólico, frenan la vida de ciento de ciudadanos que a diario deben transitar por unas vías inseguras, mal planificadas, mal ejecutadas y lo peor, sin que nadie nos defienda.