Los $4.000 millones de la Lizarazo son solo la punta del iceberg

Los $4.000 millones de la Lizarazo son solo la punta del iceberg

Por: Federico Ríos
septiembre 14, 2015
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Los $4.000 millones de la Lizarazo son solo la punta del iceberg

El problema no es Natalia Springer, a quien sus padres llamaron Natalia Marlene Lizarazo. No se confundan, el problema es otro y se origina en el arribismo de un país que contrata por más dinero a una Springer que a una Lizarazo; el problema es que la policía se la monta a los pelaos del barrio que fuman “bareta”, pero el Poblado y el parque de la 93 están llenos de gringos comprando drogas y prostituyendo niñas y nadie dice nada. Seguimos rindiendo pleitesía a los extranjeros, nos caló muy duro que ellos son una raza superior y por eso cada que nace un niño las visitas se enorgullecen de que tenga los ojos azules y el pelo mono, como si eso le diera un valor agregado, un poder especial de superioridad frente al moreno o frente al indígena.

Criollo, es una palabra de la que pocos sienten orgullo, pero cuando uno ve a un llanero descalzo, montando un potro arisco en la sabana, es que se da cuenta de ese tipo de valores de los que los colombianos no reconocemos, de lo poco que nos conocemos. Porque muchos recorren primero los centros comerciales de Miami que el Amazonas, los Llanos, la Guajira y el Chocó.

Aquí se le paga mejor al más caradura y en eso si que se ha aprovechado el conflicto pues las instituciones del Estado se llenaron de gente robando a diestra y siniestra. Habrá que ver la cantidad de sabios, expertos y conocedores que aparecen; es para asombrarse como ahora todos tienen experiencia en trabajo con poblaciones, en terreno, en resolución de conflictos, en personas con traumas psicológicos, desplazados, víctimas, personas en situación de vulnerabilidad, política transicional y demás; expertos que por supuesto cobran millones por la experiencia que tienen, y no faltan las instituciones que pagan por todo lo que ofrecen y si además tienen apellido extranjero, pues mejor pagos aún. Pero no se confundan, esto no es sobre xenofobia.

Seguimos viviendo en una condición de servilismo que no nos deja levantar la cabeza, una condición que nos obliga desde lo social a decirle “doctor” a cualquier aparecido de saco y corbata, es más, también nos condiciona a ponernos corbata para ir a ciertos lugares. Por eso tenemos las porquerías de candidatos que tenemos, y seguimos votando por ellos, porque sentimos que les debemos a los de cuello blanco, porque seguimos siendo un país oprimido con un millón de alcaldes, senadores, representantes, candidatos que esgrimen el conocido estribillo: “usted no sabe quién soy yo”.

¿Algún alcalde ha salido triunfante después de un periodo en este país? aún así se atreven a lanzarse de nuevo prometiendo solucionar lo que no pudieron cuando estaban en el cargo. Incluso los que han metido la pata tan grave que uno no se explica de dónde sacan el coraje de lanzarse de nuevo o si es que no se han dado cuenta de las porquerías que dejan atrás.

Los candidatos son: El tipo del desastre de las losas de Transmilenio, la secretaria de gobierno del carrusel de la contratación que nunca supo nada, uno que no se avergüenza de proponer electrocutar estudiantes y así va la cosa, pero como en este país de buen humor se perdona todo, aunque digan que la confianza es lo primero que se pierde, aquí seguimos confiando en hampones, ladrones, usurpadores, malgastadores, timadores de primera, estafadores, encantadores de serpientes de plástico.

Ojalá los colombianos pudiéramos decir que todo fue a nuestras espaldas, o que nos sorprendieron, que nos timaron en nuestra buena fe, pero cada que veo en los tarjetones a los Char, a los socios del negro Martínez , a los herederos del poder de Kiko Gómez o al hijo de la gata del chance, siento que nos están atracando a cuchillo, de frente, y seguimos votando por ellos, y seguro saldrán electos y no sucederá nada. El país sigue igual, los muertos igual, los niños muriendo de hambre en la Guajira igual, las mismas cortinas de humo, nada real.

A todos se les hincha el pecho de patriotismo viendo Magia Salvaje, y mientras tanto el ministerio de Medio Ambiente se deja llevar por la locomotora que acaba el país, más fracking, fumigaciones con glifosato, minería ilegal que desangra cada hectárea de bosque, así como la minería legal que no es menos mala: el cerrejón que se roba el agua de toda la Guajira; la tala ilegal es creciente, la selva se le vende al mejor postor y la Ciénaga Grande de la Magdalena que la están volviendo potrero. ¿Y entonces? Esa magia salvaje se nos va a acabar y no va a quedar sino la película, empezando porque el genio que tenemos en el ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible piensa que los indígenas no son vida humana: “Ahí no hay vida humana, salvo los indígenas que se considera que todavía están allí, que nunca han salido de allí, pero allá no hay vida humana” dijo esta lumbrera del ministerio. Concedámosle pues el beneficio de la duda a Gabriel Vallejo, sin embargo es un lapsus que para una persona de ese calibre y en ese puesto, no tiene ninguna excusa.

En este país cavernícola los periodistas le dicen “controversial empresario” a mafiosos y delincuentes, solo por el miedo de que al día siguiente, estos “controversiales empresarios” sean dueños de los medios a los que hay que mandar la hoja de vida, o amigos del dueño del medio para el que trabajan, entonces mejor hacer periodismo ligth, cositas fashion para no molestar a nadie, y mientras tanto el país derrumbándose a pedazos.

Insisto, el problema no es Natalia Springer, esa está aprovechando su cuarto de hora y cobrando millones, haciendo lo que sus auditores han calificado en informes como: “Una verguenza”, pero además, “no cumple con las expectativas”. Pienso que más allá de las porquerías de Springer, deberíamos estar indignadísimos los colombianos con el fiscal Montealegre. En cualquier lugar decente habrían pedido la cabeza del tipo, pero no en este platanal. Con seguridad los que tienen el poder de bajarlo del caballito están untados todos con la misma mermelada de mierda. Si eso es, una mermelada de mierda que deja hediondo a todo el que la toca, y después, hediondos y con moscas revoloteándoles encima, vienen a presentarse con traje de luces nuevos y a sacar pecho diciendo que su trabajo es impecable, desinteresado y con altísimos logros y beneficios para los ciudadanos de este país, que trabajan por la paz y que están preocupados por la justicia social.

A Springer, o sea, a la criolla Natalia Marlene Lizarazo García, quien como todo indica también es Tocarruncho, se le vio el chanchullo y se le conocieron las cifras millonarias de sus contratos, pero ¿cuantos más habrá así? ¿Cuánto dinero fluye en esos despachos y nunca sabremos?

*Federico Ríos es fotógrafo, ha trabajado en Colombia en zonas de conflicto con los diferentes actores y las comunidades afectadas. @federicorios en TW y @historiassencillas en instagram

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