Las inauguraciones presidenciales norteamericanas requieren siempre operaciones de alta seguridad masiva, pero la toma de posesión de Joe Biden, del próximo 20 de enero, marcará un record después de descubrir el plan que tenían grupos de seguidores de Trump de realizar protestas radicales en 50 estados del país.
La renuncia del responsable de la seguridad de la posesión presidencial que también tenía a su cargo el cuidado del Capitolio que fue superado por los manifestantes violentos el pasado 6 de enero cuando el Congreso norteamericano debía avalar la elección de Joe Biden y Kamala Harris llevó a que sea la Guardia Nacional la que se ocupe de la protección de Washington.
En las oficinas federales de seguridad nacional no cesan los debates ni las investigaciones, ni los comités de seguridad. Desde el Pentágono se autorizó oficialmente el envío de 15 mil activos de la Guardia Nacional al distrito capital para proteger la posesión de Biden que, según lo programado hasta el momento, como ha sido la tradición, será al aire libre.
El capitolio ya fue militarizado por la tensión creciente alrededor del impeachment de Trump que fue aprobado en la tarde de este miércoles 13 de enero acusado de su participación en la “incitación a la insurrección”.
Armed guards, fences, boarded windows: Washington under heavy security.
Some 20,000 National Guard soldiers are expected in Washington for Biden's inauguration, more than the combined number of US troops officially deployed to Iraq and Afghanistanhttps://t.co/8yy9CwqzUY pic.twitter.com/R11ILjXp9w
— AFP News Agency (@AFP) January 14, 2021
Varios medios de comunicación hablan de 20 mil soldados en la capital, un pie de fuerza que cuadruplica la cantidad de tropas norteamericanas en Afganistán actualmente y que triplica en cantidad el esquema de seguridad para la posesión presidencial de Trump en el 2016.
Es la primera vez en siglos que en la capital estadunidense es necesario un despliegue militar tan grande como el que se vive actualmente y por ende el ambiente que se respira en Washington es tenso. Una cerca de más de dos metros de altura fue instalada alrededor del Capitolio, con barreras de metal y tropas en permanente guardia protegiendo los edificios de oficinas del Congreso que lo rodean. Las carreteras cercanas al Capitolio han sido cerradas y el Servicio de Parques Nacionales ha cerrado todos los monumentos y recorridos turísticos de Washington. La misma alcaldesa Muriel Bowser ha pedido a los visitantes y turistas que se mantengan alejados. Es invierno y muchos soldados tienen que dormir en el piso de edificios públicos por falta de camas donde instalarlos.
“Las tropas vendrán de todos los Estados del país” dijo uno de los voceros del Pentagono en una rueda de prensa privada el pasado 12 de enero, adicionando que solo aquellos que hagan parte de la policía militar y veteranos de la Guardia Civil podrán estar armados el día de la posesión de Biden pues se teme que el discurso de extremo apoyo a Trump haya penetrado las líneas de la Guardia Nacional. No hay tiempo para la revisión minuciosa de antecedentes de cada soldado que haga parte del esquema de seguridad en el marco de la posesión presidencial, como ha sido propuesto por varios miembros del congreso, tanto demócratas como republicanos.
