Más allá de ser una cachetada a los técnicos colombianos, como lo calificó un conocido periodista deportivo, la elección de Néstor Lorenzo como nuevo DT de la selección es una cachetada al aficionado y a sus futbolistas.
Los directivos soñaban con Roberto Martínez (DT de Bélgica), pero trajeron a Lorenzo (DT de Melgar), en otras palabras, anhelaban un Porsche, pero se contentaron con un Changan.
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Para mayor agravio, hicieron el anuncio entre las dos vueltas de las elecciones presidenciales más ajustadas de la historia reciente. El momento perfecto para que pasara de agache.
La única justificación es su paso como asistente de Pékerman, y seguramente su costo. Como si el grupo de jugadores que tiene Colombia hoy, y la afición tan arraigada no ameritaran conseguir a alguien con una hoja de vida que diera más garantías.
El equipo B que saltó a la cancha en el reciente amistoso contra Arabia Saudita, tenía un promedio de edad de 25 años. De lo 11 inicialistas 7 juegan en Europa, 2 en Brasil, 1 en México y el arquero en Colombia.
Y de los 5 que entraron, 4 juegan en Europa y uno en Colombia. ¿En qué punto de nuestra historia habíamos tenido tantos jugadores de dónde escoger?
Lorenzo no está necesariamente condenado al fracaso por su pobre currículum. Ahí está el ejemplo de Scaloni con Argentina. Pero como con cualquier otro oficio, entre más experiencia se tenga, mayor la probabilidad de éxito.
Las decisiones de los directivos actuales de la Federación nos llevaron al estruendoso fracaso de no estar en Catar. Estos se defienden diciendo que así como esta eliminatoria salió mal, las dos anteriores salieron bien.
Pero su único pecado no es la gestión de esta eliminatoria. Recordemos que estos directivos fueron sancionados por corrupción en la reventa de la boletería para el mundial de Rusia 2018.
Solo por ese hecho no deberían estar ahí. Y además de corruptos, son incompetentes. Contratar a Néstor Lorenzo parece una inocentada, pero no lo es. Los directivos de la Federación son un poder, como tantos otros en el país, que no le rinde cuentas a nadie.
El anuncio de Lorenzo de que “James está en los planes” no es un buen presagio. James viene de pasar un año en una liga que en el mejor de los casos tiene el nivel de la B Colombiana.
Por más buenos momentos que nos haya dado, mientras no esté en forma no debería ser tenido en cuenta. El fútbol de hoy es demasiado rápido para tener jugadores sin ritmo en la cancha. La prioridad debe ser el equipo, no sus (ex) figuras.
Cabe acusar también a la prensa especializada de nuestra fijación con James. ¿De verdad necesitamos enterarnos que metió gol durante un entrenamiento de Al-Rayyan, o de qué habló en su canal de Twitch o a qué venezolana le coquetea?
Coletilla:
Debo hacer una mención especial para Borré, de quien he sido muy crítico en el pasado. Tuvo un gran final de temporada con el Frankfurt y marcó goles cruciales para que su equipo ganara la Europa League. Sigue necesitando demasiados remates al arco (5) para marcar un gol, pero su crecimiento es indiscutible. Ojalá siga mejorando.