El Presidente Peña Nieto compró el Boeing 787 por $ USD 160 millones de dólares. Su autonomía de 8.500 millas náuticas le permite volar desde México a cualquier destino sin escalas. En su interior cuenta con todas las comodidades: sala de juntas, una sala de estar, dos cuartos privados con baño y cama doble para el presidente y sus acompañantes y una configuración con capacidad de hasta 60 funcionarios. El Presidente electo Andrés Manuel López Obrador –AMLO- quien se posesiona este 1 de diciembre no lo piensa pisar.
Las razones para venderlo son claras: ¿Por qué viajar en primera cuando tiene un pueblo pasándola duro? Con los USD 100 millones que le han ofrecido por la nave, dice él, podrá financiar cientos de programas de desarrollo social por todo el país sin necesidad de rebuscar nuevas fuentes de financiamiento en sus primeros años de gestión.
Todavía se desconoce cuál será el avión presidencial que transportará a AMLO y su gabinete cuando lo amerite. Sin embargo, se sabe que la Fuerza Aérea Mexicana tiene disponible 9 aeronaves adicionales que ya utilizan personalidades políticas y de gobierno para viajes nacionales e internacionales y que seguramente transportaran al Presidente, quien empezara sus recorridos por las regiones de México desde este 1 de diciembre.