Chile enfrenta su elección electoral más trascendente desde el plebiscito por el fin de la dictadura de Augusto Pinochet (1998) en un proceso que podría transformarlo de un experimento neoliberal a un Estado garante de derechos con una constitución ecológica, plurinacional y la primera paritaria en el mundo, poniéndolo en la vanguardia de muchos derechos, como los digitales o inclusivos.
Pero una parte de los chilenos aún no tienen claro por qué van a votar.
Como de “gran incertidumbre” califican los analistas el ambiente que se vive en estos días en Chile, con un rechazo que se ha mantenido en lo alto de las encuestas de opinión desde antes de que se terminara de escribir el texto constitucional, pero con la incógnita de cómo votarán una posible masa de millones de electores que podrían participar en este proceso -con voto obligatorio por primera vez desde 2012- y que no han acudido a las urnas en varias elecciones.
El proceso electoral del 4 de septiembre es la continuación de un plebiscito de entrada que en octubre de 2020 manifestó que un 80% de los votantes en Chile querían una nueva Constitución que fuera redactada por un órgano expresamente elegido para ello sin participación de la política convencional, una salida institucional a la mayor crisis de la democracia que vivió el país, con el estallido de 2019 por el que la ciudadanía reclamaba cambios, mejores pensiones, educación y salud, entre otros.
De cara al plebiscito del 4 de septiembre, una reflexión personal a quien pueda interesarle… 1/6 pic.twitter.com/HfBpfJtfs9
— Cristóbal Bellolio (@cbellolio) August 20, 2022