El primer día que fungió como decano de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional, los alumnos le rompieron las ventanas de su casa, un apartamento frente a la estación de las Aguas en el Centro de Bogotá. Días después le pusieron un ataúd en el hall del edificio de Sociología. De todas esas cosas se burló Fabián Sanabria en el año (2008-2009) en el que fue decano en la Universidad Nacional.
Diez años antes fue el doctor más joven de Colombia cuando obtuvo el título en la Escuela de Altos Estudios de Ciencia Sociales de París. Con una beca de Colciencias se devolvió al país a cumplir uno de sus sueños: ser profesor de la Universidad Nacional, el lugar donde se graduó como antropólogo. La única sede que tenía vacantes era Medellín. Allí se presentó a concurso y a pesar de que estaba amañado él se les coló a los paisas. En Medellín fue tan feliz como en las tardes en la que cruzaba el bosque de la Escuela de Altos Estudios en París escuchando el alegreto de la Séptima Sinfonía de Beethoven. Solo la enfermedad de sus papás lo hizo devolverse a Bogotá.
Fabián Sanabria nació en el Socorro Santander en 1972, cuando sus papás tenían más de 45 años. Siempre fue consentido, tratado como un ser excepcional. Su mamá Ana Livia, una santandereana recia, le preguntaba a su papá, Juan Hernando, por qué siendo ya un adolescente no tenía novia. El señor le respondía con desparpajo “No necesita, con esa cantidad de amigos que tiene”. En su colegio, en una escuela estatal de la calle 67 de Bogotá, fue un niño solitario al que solo le complacía el placer que sentía leyendo. Nunca tuvo miedo de su sexualidad y desde que vivió en París al amparo varios meses de amigos íntimos del pintor bogotano Luis Caballero, Fabián fue un gay libre y razonablemente feliz.
En Bogotá, a sus alumnos, le molestaba su cosmopolitismo, que arrastrara las erres como si fuera un francés, su pasión por Gocho, el gato que más amó y, por su puesto, su homosexualidad. Fabián no se amilanó. Desafió a sus contradictores apareciendo en la revista Jet-Set con su pipa y provocándolos aún más. Fabian Sanabria se sentía perseguido por su condición de gay algo que los estudiantes siempre negaron. La inquina que tuvieron contra él no tuvo que ver por su pasión gatuna —llora cada vez que habla de Abelardo, su nuevo gato— ni por sus pañolones enrollados en el cuello, ni por la pipa clichetuda que alguna vez usó en su despacho, no, las protestas que le hicieron desde el mismo día de su nombramiento fue porque en la lista ocupó el último lugar en la consulta popular. En su momento los estudiantes se quejaban que él no se había ganado aún el respeto del estudiantado a pesar de que fue un alumno aventajado de Pierre Bordieu. Sanabria sacó a relucir su hoja de vida y además hizo una declaración que con el tiempo le saldría muy cara: dijo que había un sector minoritario dentro de la Universidad que lo atacaba por su condición sexual.
En ese primer mes aparecían afiches con su rostro lleno de flechas, aparecían en los pasillos de la Nacional. Los estudiantes no le perdonaban su postura antibloqueos y hasta llegó a organizar marchas contra las desmedidas protestas estudiantiles. En una entrevista realizada hace unos días por Vice, Sanabria hizo mención a los hechos ocurridos hace diez años: “Esa situación fue una salida del clóset de la facultad de Ciencias Humanas. Se supone que es ahí donde se incuba la tolerancia, el respeto por la diversidad, y fue donde fui más atacado”.
En diez años Fabian Sanabria llegó a ser un youtuber destacado, con videos de más de 15 mil visitas. Sus gaticos se volvieron famosos y él en una diva. No tuvo ningún empacho en compararse con Derrida, o con Chomsky y sentenció: “El que no existe en Google, no existe!”
Al rechazo de los estudiantes de la Nacional sobrevendrían una condecoración del gobierno francés en agosto del 2010 como Caballero de la Orden de las Palmas Académicas, de noviembre del 2011 y enero del 2015, fue director general del Instituto Colombia de Antropología e Historia y ese mismo año recibió la Orden Nacional al Mériro de Francia. También aspiró ese año a la rectoría de la Universidad Nacional.
Ahora, volverá a aspirar a la rectoría. Sus rivales son fuertes, Jorge Iván Bula y Edna Bonilla, entre otros. Fabián ha mandado su propuesta en una serie de tuits y podría resumirse en cuatro aspectos: quiere una reforma al programa Ser pilo paga para que sea más incluyente, una reestructuración a Colciencias, desarrollar más las sedes físicas de la universidad y una unión de universidades para garantizar la educación pública. Este 22 de marzo Fabián Sanabria quiere quebrar la historia: ser el primer rector de la Nacional abiertamente gay