Poco a poco vamos saliendo de la consternación que nos dejó hace un par de semanas la tragedia ocurrida en Tasajera, cuando un grupo de personas quedó entre las llamas al intentar sacar de un camión cisterna combustible.
Ahora todo el mundo intenta encontrar una explicación a lo ocurrido. Por un lado, están los que declaran una responsabilidad del Estado por las condiciones de marginalidad y pobreza en las que viven las personas que habitan allí, razón según ellos por la cual se abalanzaron a extraer el combustible. Por otro, están los menos empáticos, al de forma indiferente cuestionar la inteligencia de los que resultaron afectados.
Yo prefiero apartarme de estos extremos por el simple hecho de que no estoy de acuerdo con lo que se infiere de ellos. Esta tragedia es un hecho, y las razones por las que posiblemente sucedió puede que se repitan también.
Ciertamente, Tasajera carece de muchas cosas, entre ellas: oportunidades para las personas que allí habitan. Pero, aun así, las personas que fueron víctimas de la tragedia conocían del riesgo al que se enfrentaban al momento de ir al sitio del accidente. Por qué entonces el Estado sería responsable cuando una persona pone en riesgo su vida ante una situación semejante. Pensar y creerlo así implicaría tener una razón retroactiva para todo infortunio acontecido.
Eso es igual a afirmar que la razón principal de un accidente de tránsito cuando el conductor está bajo los efectos del alcohol es debido a que la Policía no instaló retenes realizando la prueba de alcoholemia en la vía. Lo que para mí es obvio es que estamos disculpándonos por el hecho de no tener autocuidado, buscando responsables en todas partes menos en nosotros mismo. Es verdad que el Estado tiene la responsabilidad de proteger a sus conciudadanos, sin embargo, también hay una corresponsabilidad que es de todos sus ciudadanos y es que procuremos no realizar actos que puedan dañar o poner en peligro nuestra propia integridad.
En otra orilla, tener la perspectiva de que las víctimas de la tragedia son menos capacitados mentales que el que escribe en la red social me parece desafortunado. ¿Cómo alguien puede pensar eso? ¿Acaso no lo aflige el dolor por lo sucedido como para denigrar a estas personas? Esto no lo entiendo, pero es normal que existan este tipo de opiniones en la red y que tengan una aprobación bastante amplia en los círculos sociales.
Para mí ese tipo de hechos se deben a un mal que han estado en la concepción colectiva por mucho tiempo. La avaricia, el egoísmo y la facilidad de lucro. Parece el pensamiento promedio y no solo ocurre en Tasajera sino en el Congreso, en las cortes y en la mayoría de los aspectos de la vida privada y pública. Este es un mal conocido y ejercido por todos, no es propio de los habitantes de Tasajera. Por qué entonces los mayores hechos de corrupción en el país los han realizado personas de las mejores universidades nacionales e internacionales, dueños de grandes empresas, con un nivel de riqueza superior por mucho al promedio nacional. Sucede en la costa y sucede en cualquier parte del país. Solo que los pobres son un mejor entretenimiento para las masas.
Son lamentables los hechos y creo que todos nos sentimos afligidos por el dolor de sus familias, pero es necesario asumir responsabilidades o por lo menos actuar acorde a las responsabilidades que vamos a asumir.
Por último, mis más sinceras condolencias para las familias de Tasajera.