Se agitan las campañas e inicia el acomode de sectores políticos y con él, los discursos a modo de fogatas que producen humo, pero no calor, y que van nublando la vista sobre los temas fundamentales que deberían a estas alturas, por lo menos estar sobre la mesa del debate, de cualquier orilla que aspire a gobernar.
La agenda que necesita Colombia no es aquella que se centre únicamente en acrecentar las economías o garantizar la seguridad a cualquier costo, es unísono el llamado, que se centra en gritar que más que recursos o combates, el país requiere dignidad como una necesidad sentida en un país que termina un gobierno donde por decir lo menos, cerca de 2 millones de familias no tienen vivienda[1], donde solo el 39% de sus bachilleres continua con estudios superiores[2], donde cientos de personas carecen de acceso a servicios públicos, especialmente agua potable, en donde dos de cada tres colombianos no cotizan porque no tienen empleos estables y solo tres de cada 10 personas se pensionan, y en donde la mayoría de las personas que cotizan sobre un salario mínimo no alcanzan a pensionarse[3], eso sin mencionar, que únicamente el 70% de los hogares consume tres comidas al día[4], sobre lo cual, diría cualquier desapercibido, que por su importancia, son temas que de no estar en el discurso de candidatos, generaría natural preocupación, sin embargo, lo gaseoso de las llamadas propuestas y lo cómico de los discursos, van distrayendo la atención del elector desprevenido y convirtiendo su elección, es una especie de decisión útil no siempre pensada.
La agenda social para el país, no se adquiere como un agregado luego de ganar la Presidencia, ni viene incluida con el paquete de comodines que se le entregan a quien vence en una elección, un país como Colombia, el más feliz según algunos, pero también uno de los más desiguales, requiere que lo social sea pensado, planeado y en esa lógica ejecutado, sin trucos de magia momentáneos o de forma reactiva atendiendo lo resultante del día a día.
Habrá quienes piensen, que para favorecer opinión y alcanzar sus objetivos electorales, primero hay que engordar la imagen del prospecto y luego de que su estrategia funcione, y como de forma mágica, tal vez con una inyección de realidad, se le introduzca el país, sus problemáticas y necesidades de forma automática en sus discursos más que en su cabeza, prioridades y decisiones.
Ni los fantasmas de países vecinos, ni los pajaritos que hablan al oído, ni los gobiernos saqueadores, ni siquiera la corrupción en sus más altos niveles, podrían maltratar tanto a un país, como quien gobierne de espaldas a lo social, y eso, partiendo de que no es posible transformar una realidad sin conocerla, sería una real fatalidad.
Lo que es cierto es que las grandes necesidades sociales del país ya no podrán ser más los objetivos secundarios de los gobiernos, la indiferencia, la estrategia que los aborde o la conveniencia el criterio que los atienda, el cambio esperado y además natural por la transición por lo menos de entre personas, es directamente proporcional, al programa apoyado, a la idea entendida, y a la conexión con la realidad detectada, y esa dignidad que se reclama, como se dijo al inicio, empieza por la dignidad de quien elige, de cara y no de espaldas a sus conciudadanos, como quien entiende que más que de ideologías, esto se trata de unos mínimos sociales.
[1] https://www.eluniversal.com.co/especial/construccion/vivienda-en-colombia-5-millones-de-hogares-en-deficit-habitacional-HN5582768
[2] https://www.elespectador.com/educacion/solo-el-39-de-bachilleres-en-colombia-continuan-con-estudios-superiores/
[3] https://fasecolda.com/cms/wp-content/uploads/2019/09/seminario-sistema-pensional.pdf
[4] https://www.efe.com/efe/america/sociedad/el-30-de-los-hogares-colombianos-come-menos-tres-veces-al-dia/20000013-4660491#:~:text=La%20pandemia%20de%20la%20covid,de%20tres%20veces%20al%20d%C3%ADa.