¿Qué me parece positivo en la reforma? Básicamente, cinco puntos:
1. El enfoque de APS con perspectiva territorial, a través de la cual los equipos domiciliarios identifican riesgos individuales, familiares y comunitarios e inducen demanda de servicios de salud necesarios para superarlos o mitigarlos, y se articula con otros sectores para impactar sobre los determinantes sociales. No obstante, creo que para desarrollar este punto no necesita de reforma sino desarrollo de normatividad vigente, en especial, la ley 1438 de 2011.
2. La construcción, dotación de suministros y de talento humano en salud de los Centros de Atención Primaria Integrales y Resolutivos como estrategia central para lograr acceso real de las comunidades, en especial rurales y de pequeños municipios, a los servicios de nivel primario y como articuladores entre lo identificado por los equipos básicos domiciliarios con las Redes Integradas e Integrales de Salud. De nuevo, la pregunta es, ¿para ello se requiere reforma? ¿Por qué no establecerlo como requisito obligatorio de habilitación de las EPS?
3. La propuesta de la creación de Redes Integradas e Integrales de Salud como estrategia para la dinamización de la atención en salud de pacientes que requieran servicios de mediana y alta complejidad. Siempre la idea de una RIIS será superar la fragmentación, no obstante, la reforma, al crear siete tipos de Redes, las convierte en fuente de fragmentaciones de los procesos de atención y, además, no da potestad a que las conformen los propios prestadores, sino que da esa facultad a secretarías departamentales y distritales con los consabidos riesgos de corrupción que esto traería.
4. El giro directo de los pagos a prestadores desde la ADRES, esto agiliza el flujo financiero, elimina la necesidad de reservas técnicas en EPS y hace más controlable el uso de los dinerarios del sistema. Sin embargo, la reforma crea un actor regional de alto riesgo, la gerencia del fondo de salud, que remplazaría a las EPS como ordenadoras de pagos a los prestadores; esta gerencia, fácilmente, caería en los apetitos clientelistas de los politicastros regionales, tal y como hoy sucede con SENA e ICBF.
5. La formalización y mejora de las condiciones laborales y salariales del talento humano en salud. Pero, realizar esto, ¿requiere de reforma? O ¿se podría lograr exigiendo en procesos de habilitación de prestadores y EPS que el personal misional debe estar contratado por planta y con condiciones laborales dignas, así como hoy se hace en los procesos de registro calificado y acreditación de calidad de Instituciones de Educación Superior?
Vuelvo y digo, la reforma tiene buenas ideas pero malas propuestas de implementación, además, cae en un adanismo innecesario que hace perder las experiencias logradas. Ojalá el ministerio escuche las voces que queremos aportar a construir un mejor sistema de salud, sin hacer tábula rasa con el existente.