Ante la crisis global que enfrentamos en materia de mala disposición de residuos, incluidos los plásticos, todos debemos movilizarnos en busca de una solución.
Una de las herramientas más poderosas es muy conocida por todos: la separación de basuras en la fuente, sobre la que hay abundante información en internet.
Pero otra herramienta igualmente o más poderosa es la llamada Jerarquía de Gestión de Residuos (Waste Management Hierarchy en inglés), que no es otra cosa que una guía de consumo responsable: Evitar, reducir, reutilizar, reciclar y solo por último, desechar.
Esta guía es presentada, por lo general, en forma de pirámide. Y también cada vez más personas la difunden, incluso con volantes o afiches, o vía redes sociales, entre sus amigos y conocidos para ayudar a crear conciencia.
Pero son muchas también las personas ignorantes, intransigentes e inconscientes en Colombia que, al ver estos volantes, en vez de respetarlos (como ocurriría en cualquier país civilizado), los destruyen, sobre todo porque los ven como una amenaza directa a sus intereses personales y sus prácticas comerciales poco sostenibles.
Comerciantes establecidos y vendedores ambulantes de productos en plástico e icopor, así como domiciliarios, están entre los principales detractores del desarrollo sostenible que al ver esta guía de consumo responsable la destruyen.
De modo que, lo mejor que usted puede hacer si de verdad le interesa tener un mejor planeta, es volverse un consumidor más responsable e incluso convertirse en agente multiplicador de prácticas de consumo ambientalmente más responsables.
Las autoridades poco formadas en desarrollo sostenible y manejo de residuos que tenemos en nuestros subdesarrollados países tampoco han ayudado mucho que digamos a que esta guía de consumo responsable se conozca más, con campañas masivas que promuevan un cambio cultural, incluso desde las escuelas.
Pero si usted es de los que se pregunta qué puede hacer en su día a día para aspirar a tener un mejor planeta, este sería un buen primer paso, un buen comienzo. Enseñar con el ejemplo, exigir a vendedores que ya no den tanto plástico absurdo y ayudar a difundir esta guía de consumo responsable.