La Guardia Indígena y las que fueran las huestes gaitanistas tienen mucho en común. Se fundamentan en el principio de ser cuerpos disciplinados para la protección y apoyo de estructuras de carácter social, político y cultural, como son los pueblos indígenas con sus guardias y el movimiento gaitanista con sus huestes.
Son milicias o compañías conformadas para el acompañamiento de la resistencia de las organizaciones a las cuales pertenecen, no siendo estructuras ofensivas sino defensivas, cuyo papel, hoy por hoy, comienza a adquirir gran importancia, en momentos en que el país nacional está adquiriendo consciencia de sus derechos de participación y decisión en el funcionamiento y el destino de su país.
Ante el actual declive terminal de la democracia representativa donde, a nombre y en representación del país nacional, el que ejerce la totalidad del poder es el país político, la ciudadanía ha comenzado a rebelarse buscando un camino para ejercer el derecho a gobernar directamente, ya no a través de voceros que, poco o nada, los representan en sus anhelos y voluntad.
A esta descomposición de la legitimidad del poder representativo y delegatario, viene aparejado la paulatina desintegración de los partidos, haciéndose necesarias nuevas formas de organización. Es ahí donde surge la importancia de las estructuras de resistencia, tal como lo que han representado la Guardia Indígena y las huestes gaitanistas.
Sabemos que Gaitán, partidario de reemplazar el sistema de democracia representativa por una democracia ciudadana o participativa no se limitó a plantear un futuro cambio en las estructuras del poder, sino que se dedicó a gestar “acciones colectivas” —como acertadamente llamaba a la participación— buscando hacer de su partido una organización con una estructura de ejército, a la manera de compañía, en evocación de lo que realizó San Ignacio de Loyola con la Compañía de Jesús.
Así, podríamos decir que los jesuitas, los guardianes indígenas y las huestes gaitanistas, constituyen una visión organizativa que muestra el camino que deberían tomar, en la actualidad, las estructuras de lucha del país nacional.
Se trata de una disciplina que enfatizada en lo cultural y en el ejercicio del poder. Ya no en el dogma ideológico y que se ajusta a la nueva visión de lo que ha de ser la democracia que, al decir del profesor de La Sorbona Dominique Rousseau en su ensayo titulado Radicalizando la Democracia, ha de llamarse, ya no delegataria o representativa, sino democracia continua, involucrando en el poder y en su accionar, a la ciudadanía en su conjunto.
Adenda. Este próximo sábado 25 de enero de 2020 celebraremos en El Exploratorio, capitolio del “país nacional” (calle 42 # 15-52, Bogotá), el natalicio de Jorge Eliécer Gaitán. Todos están invitados. La fiesta se iniciará en el Patio de la Tierra, con una ceremonia de la Guardia Indígena alrededor del surco, donde el líder popular está sembrado y no enterrado, por ser semilla y no cadaver.
