El caos vehicular que vimos en Bogotá tras la indignación de los conductores de motos a la decisión de limitar su libre tránsito con parrillero no deja de ser un ejemplo de protesta ciudadana pacífica, algo cada vez más ausente de cualquier queja ciudadana que siempre cae en oídos sordos en todos los niveles gubernamentales.
El 11 % de los asaltos son cometidos por criminales a bordo de motos; sin embargo, el 100 % de las motos es satanizado. ¿Será clacismo? ¿O acaso van a limitar el tránsito de peatones, ciclistas, taxis, o autos particulares también, incluyendo los de alta gama?
La indolencia del Estado, fríamente calculada para lograr beneficios no muy claros, nos está enviando un mensaje claro y contundente: Colombia no puede continuar con los mismos personajes que la han ido arrastrando a lo largo de los años, mediante alianzas totalmente ajenas a las necesidades de todos los ciudadanos, a la actual situación de pobreza, corrupción, sabotaje a la paz, y logros caricaturescos como la conversación de Duque con Zelenski.
Si usted es empresario, industrial, educador, empleado, agricultor, campesino, gente de bien, empleada de servicio, mayordomo, cocinero, madre cabeza de hogar, blanco, negro, indígena, macho, mamacita, LGTBQ, y quiere un futuro viable y digno para usted y su familia, no permita que continúen engañándolo los mismos de siempre ni los que prometen el mundo perfecto arrasando con todo. Elija con libertad e inteligencia un gobernante honesto que una a los colombianos en labor conjunta de construcción de un mejor país.