Salvatore Mancuso, aquel hombre que supo liderar (después de Carlos Castaño) el paramilitarismo colombiano, prendió nuevamente su ventilador: en esta ocasión afirmó que José Félix Lafaurie, el controvertible presidente de Fedegán, también promovió, desde su rol de ganadero, el paramilitarismo que hoy niega conocer.
Recordemos, amigo lector, que José Félix Lafaurie siempre se ha mostrado como un hombre intachable. Al lado de esposa, la senadora del Centro Democrático María Fernanda Cabal, se ha dedicado a cuestionar vehementemente el proceso de paz y la llegada de las Farc a la política nacional, convencido del gran daño que, según él, Santos le dejó a la nación.
Este reputado hombre, según las acusaciones de Mancuso, siempre estuvo al tanto de los grupos paramilitares en el departamento de Córdoba, por lo que no puede posar ahora de desentendido ante la opinión pública, cuando desde hace rato se lo vincula a estos mercenarios que los ganaderos se encargaron de crear.
Todo se supo, y por boca del mismo Mancuso. Creo que cualquier cosa que haga Lafaurie para limpiar su nombre lo va a enlodar más, sabiendo que el mismo Mancuso tiene una prueba que lo encochina, y que me imagino estará dispuesto a desaparecer. Por lo que se ve, amigo lector, no hay secreto que entre vivos no quede al descubierto.
Hoy más que nunca se le debe reprochar a este terrateniente el desplazamiento que con su mal proceder ayudó a generar: miles de campesinos fueron despojados de sus tierras, sin contar los que murieron tratando de defender lo poco que tenían. Esta verdad siempre la ha negado, justificando su teoría de la buena fe: esa que dice que unos hacendados honorables, según ellos sin saber qué compraban, se hicieron a muchas tierras expropiadas por el paramilitarismo.
Alexander Pope, excelso poeta inglés, nunca estuvo más acertado cuando dijo que “el que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera”. Si hacemos caso a estas acertadas palabras, debemos estar atentos a la sarta de mentiras que estará preparando el matrimonio Lafaurie Cabal para salir airoso del nuevo escándalo que lo envuelve. No se puede esperar otra cosa de ellos.
Por lo demás, solo queda decir que se hace justicia cuando Mancuso menciona a la gente que lo financió, puesto que siempre se le ha hecho creer al incauto que el paramilitarismo nació como flor silvestre. También se entiende porqué se quiere acabar con la Comisión de la Verdad que, en su función de explicar nuestro conflicto armado, no ha tenido otra cosa que el desprecio de la ultraderecha, hoy atemorizada por una serie de revelaciones que tarde o temprano van a tumbar a su máximo líder: el expresidente Álvaro Uribe Vélez.