Paola Aristizábal es una de esas pretendidas “influencers” de Instagram que- según dice la prensa- propuso hace poco una pretendida “cura para el coronavirus”. Supuestamente, alguien le habría comprobado que la Biblia podía curar a este virus tan famoso de un modo bastante extraño: si alguien abría la Biblia y encontraba entre sus páginas “un pelito” y lo hervía, esa poción no solo curaba a quienes ya estaban contagiados de coronavirus, sino que a quienes no estaban contagiados aún, les garantizaba que la enfermedad no les iba a dar.
Lo de menos es que ante las burlas, Paola Aristizábal haya eliminado ese contenido de sus redes, lo interesante es tratar de entender un poco por qué razón alguien puede llegar a creer una teoría tan absurda para la curación de una enfermedad. A mi modo de ver, en Paola Aristizábal se revelan algunas de las características de las personas que hoy en día creen en seudociencias o en miradas seudocientíficas del mundo.
Las personas que creen en seudociencia es claro que carecen de una mínima educación científica, pero también hay otras cuatro características psicológicas que las llevan a incurrir en sus delirios.
En primer lugar, creen en remedios seudocientíficos semejantes (como homeopatías, herbolarias y similares) básicamente porque así consiguen una solución fácil para un problema difícil. Sin ser experto en el tema, cualquiera se da cuenta que el problema del coronavirus no se resuelve de modo sencillo, por el contrario, es necesario trabajo intenso y complejo de comunidades científicas para que algún día se consiga alguna cura o medicamento que sea útil. Creer en un “pelito sanador” es creer que en el mundo existen soluciones mágicas a los problemas sin necesidad de trabajo ni estudio.
Y aquí está el segundo lugar, creer en “pelitos sanadores” implica creer que la magia aún actúa en el mundo, es una muestra de que en esos cerebros el pensamiento mágico, aun en estos tiempos todavía predomina sobre el pensamiento científico.
En tercer lugar, la gente suele creer en “pelitos sanadores “ como una muestra de lo que los norteamericanos llaman “wishful thinking” o “pensar con el deseo”. Decimos que alguien “piensa con el deseo” cuando se niega a ver objetivamente el mundo y en cambio acomoda cualquier realidad, por contradictoria que sea, para que cuadre con sus creencias. Cualquiera quisiera que existieran “curas milagrosas” para el coronavirus, y ante ese deseo, se distorsiona la realidad para que encaje a la fuerza en lo que secretamente queremos.
En cuarto lugar, nuestra “instagramer” cae en la falacia histórica de creer que todo lo que proviene de la Biblia es bueno, que es lo que piensan aún hoy tantos creyentes cristianos, desconociendo el hecho –que no vamos a tratar aquí- de que la Biblia es un texto contradictorio que postula algunas barbaridades como por ejemplo que el universo se creó en 6 días, que Adán y Eva existieron literalmente, que el creacionismo explica la naturaleza o que la historia de Jesús también debe leerse de modo literal. Agreguemos también que la Biblia no solo es contradictoria desde lo científico sino también desde lo ético, y de allí que sea otra muestra de ingenuidad pensar que todo lo que provenga de la Biblia (así sea un insignificante pelito) sea santo y sabio.
En conclusión, Paola Aristizábal es una típica colombiana en el sentido de que no solo carece de educación científica, sino que su modo de percibir el mundo está sujeto a una serie de prejuicios y distorsiones cognitivas, y además carece de un mínimo sentido crítico esencial a la hora de enfrentarse al mundo.
