La gente se preguntará, la muerte, ¿qué pensará de la paz total? ¿Sera que lo que le gusta es la paz parcial? ¿o mejor que no haya paz?
Yo Tánatos, tengo un poder tan grande que difundo y genero miedo, temor y, sobre todo. Se sabe, científicamente que los muertos no hablan y que de sus cerebros no se les puede extraer información.
Como consecuencia de lo anterior los vivos, que fomentan o patrocinan, mi comportamiento, forma de actuar; son los que me brindan las condiciones, circunstancias, justificaciones, para que yo exista y de igual forma otros tipos de muertos. Estos son los llamados muertos vivos. En otras palabras, es un ser que habita la mente de un vivo, para controlarlo y de esta manera evitar que devele los comportamientos criminales, corruptos, amorales y antiéticos, de los cuales puede ser testigo.
Siguiendo con mi existencia no me importa el contexto, orígenes, autores, victimas, roles, genero, clase social, ideologías, fundamentos o argumentos establecidos, para que se dé la guerra, conflicto o simplemente el odio, la indiferencia y en ese orden poder actuar y materializar mi motivación o razón de ser de “mi existencia”.
Para mí la paz total, vista como un acuerdo, entre las partes comprometidas para poner fin a una “guerra” o enfrentamiento armado; es una guerra que no sé si se encuentra en Colombia, si es real y verdadera.
Lo mejor para mí, y de acuerdo con mi personalidad, es que me materializo en las guerras, batallas y demás escenarios sociales, donde me dan cabida. Observo, que la guerra civil en Colombia no existe como tal, y mucho menos, es un problema sociopolítico. Lo que percibo es que es un conflicto económico per se, donde grupos organizados, buscan tener poder sobre el cultivo, producción, transporte, comercialización de sustancias como la marihuana y la cocaína.
Otras formas son apropiarse de terrenos públicos (baldíos), como privados (despojo, desplazamientos). Se suma la deforestación (obtener insumos industriales) y la minería ilegal, que es posible que deje más dinero que los cultivos ilícitos.
Para entender mejor lo anterior, la guerra revolucionaria se supone que es el enfrentamiento organizado entre grupos de humanos armados, que luchan por el mantenimiento, mejoramiento o cambio de las relaciones de poder, solucionar disputas económicas, ideológicas, territoriales, sociales, hábitat, alimentación, educación, etc. dentro de las cuales las masas son las directamente afectadas. Se supone son fuente de inspiración y lucha, para su mejor porvenir.
Estos grupos ya no existen, ni siquiera sus vestigios. Los “Robin Hood” defensores de los pobres y oprimidos, son leyenda (Carlos “Efraín González” Téllez).
El narcotráfico los contamino, y este contexto me llevo o fue un catalizador para matar sus ideales; que se supone, eran direccionados para la protección de los derechos políticos, sociales, laborales, salud, libertad, integridad física, seguridad para la población, etc.
Cuando me ubico, como muerte, en la mente de la víctima o víctimas, puedo percibir, en sus reacciones cognoscitivas y afectivas, que ellos quieren dejar un mundo, donde las posibilidades de vida plena, exitosa no existe y es una forma de transportarse a ese mundo infinito de posibilidades, sin discriminación (percepción religiosa). Pero cuando me ubico de manera individual o colectiva, de una u otra manera, esta condición viene a ser personal, para sus seres queridos, padres, hermanos, conyugues, familiares, en razón a esos sentimientos de dolor, estrés, tristeza, por su deceso. Tal situación afecta, también el comportamiento. No se pueden concentrar, los recuerdos afloran intensamente, padecen problemas de sueño, surgen pensamientos que califican, que la vida no tiene sentido, surge la paranoia social, pierden credibilidad en la justicia, etc.
En este orden de ideas, las actitudes, sentimientos, evaluación de las circunstancias, contexto, creencias, le dan un sentido y concepto social a mi existencia, como Tánatos.
Dependiendo la cultura y su estrato o estatus social, la gente honra a sus muertos, celebrando el suceso por varios días, con notas necrológicas en medios abiertos, con discursos laudatorios (alaba, exalta, etc.), honores militares (establecidos de acuerdo con su rango, grado), funerales tradicionales, pomposos, privados, públicos y otros, en los cuales no se sabe dónde se encuentran sus restos y mucho menos cómo despedirlos. Unos los lloran, otros no han podido elaborar su duelo y otros se ponen felices. Es decir, hay muertos públicos y muertos anónimos (pocos y muchos en su orden).
El valor de los rituales, creencias, practicas, justificaciones al deceso, culpabilizarse, son formas de mitigar, disminuir el dolor, y empezar a aceptar su ausencia (proceso de duelo: negación, ira, negociación, depresión, aceptación).
Yo que personifico la muerte (Tánatos) sé que las comunidades me aceptan en forma general, social, pues mi evidencia, la argumentan como un hecho natural y mi materialización debería ser o justificarse por el ciclo de vida de un ser vivo en sus etapas de nacer, crecer, “reproducirse” (elección interpersonal) y morir.
En lo personal o familiar, y de acuerdo con su contexto de vida social, me califican, que yo he llegado a ellos, por accidente, como un acto injusto, ilógico y aleatorio (desconocimiento de modo, tiempo y lugar), o porque me envisten, no lo quiero ser, de tanatopolítica (gobierno de la muerte – Giacomo Criscione), y en lo religioso, me ven como el pago por el pecado que un hombre le delego a los demás.
Al respecto ¿cómo es posible que los resultados, del comportamiento de una persona, la cual debe tener conciencia, vigilancia, control y orientación sobre ellos, sea transmitida al otro? Cómo se dice popularmente: “Pagan justos por pecadores”.
Como ustedes han podido percibir a esta altura, yo como muerte, no soy el culpable, ni el victimario de estos resultados materializados en los seres humanos. Mi personalidad, no es la de actuar de una forma reactiva. Soy amable, empático y me preocupo por el futuro. Son las mismas condiciones y contextos, que elaboran los humanos, que me llevan a tomar sus vidas. Yo estoy es para llegar al final del ciclo de vida y llevármelos sin dolores, sufrimientos, tristezas y no antes.
Enfatizando, los orígenes están dados por los contextos o escenarios, que las comunidades construyen y es el espacio donde me invitan y yo actúo: guerras civiles, causadas por conflictos asociados a intereses económicos, diametralmente opuestos y que no luchan para minimizar las consecuencias sociales y que afecta es realmente a la masa social; soledad prolongada (suicidio anómico), desesperanza, desigualdad social, relaciones interpersonales toxicas (familia, pareja), exclusión social, enfermedades terminales (causas desconocidas de la ciencia), perdida de familiares, evitar las torturas, perdida de la libertad (suicidio fatalista), fracasos en las decisiones, actos de valentía en las guerras (suicidio altruista), acoso laboral, bullying, feminicidios, abortos, desnutrición, cambio climático, suicidios, homicidios, accidentes (siniestros viales, intoxicaciones, inmersiones, electrocuciones, caídas a nivel, etc.), violencia física (agresiones), violencia psicológica, limpieza social, pandemias, desastres naturales (terremotos, tsunamis, inundaciones, deslizamiento de tierras, huracanes, etc.), ideológicas (honor, fe, sacrificio), representado con el kamikaze; la indiferencia, negación de la existencia del otro (muerte social), o depreciación del capital humano, etc.
Frente a esto último. La desvalorización del ser humano, infravalorarlo, es dar a entender que sus capacidades no tienen valor social. A esto, también se le podría llamar depreciación del capital humano. El capital humano es la sumatoria de su nivel de educación (su obsolescencia), ética, moral, competencias profesionales, estado de salud, experiencia, edad, antecedentes laborales, estado civil, número de hijos, condiciones socioeconómicas, que en una u otra medida permite evaluar los rendimientos futuros (psicología organizacional). Lo anterior visto desde un proceso ordenado y sistemático, si así se le puede llamar y que permite ver una relación de costo-beneficio.
A lo anterior y como forma de catalizador, se suma la corrupción, identificada como roscograma, nepotismo - amiguismo, estatus social, abuso de poder, dádivas (otros lo identifican como el “Don de Mando”, dónde mando la plata, el licor, las flores, un porcentaje del sueldo, etc.), manipulación de la información (perdida de expedientes o modificación de sus contenidos), coerción sexual (presión física o emocional - amenaza), etc.
En otras palabras, yo Tánatos me encuentro en muchos espacios creados por el hombre. En consecuencia, “la paz total”, que veo esta direccionada a “la guerra interna”. Lo cual para mí no es total, es parcial. Para ser total se debe incluir todos los escenarios arriba señalados.
Por lo visto, los malos dirigentes, jefes, seudo lideres, parejas, personas que ostentan mando, dominio sobre subordinados, etc. me quieren mucho, demasiado. Le quiero decir a los que me leen, que mi profesión se hizo, para llegar, lo he dicho, más arriba, al fin del ciclo de vida de los seres humanos, y de una forma amorosa. No debo estar en otros espacios o escenarios de construcción social tóxica. Es acompañarlo en el mejor sueño, profundo, sin sufrimientos o dolores. No soy tan malo como lo quieren hacer ver los verdaderos malos. Ellos fomentan la Tanatofobia (griego: Thanatos, muerte; Phobos, miedo).
Me gusta lo que Séneca expreso frente a la muerte: “La muerte es un castigo para algunos, para otros un regalo, y para muchos un favor”. Cierto. Me ven como castigo, para los que se sienten culpables; como regalo, para los que cumplieron su ciclo de vida de manera justa o quieren terminar, decisión personal, su fin, por enfermedades terminales; y como un favor, para aquellos que me inducen a llevarme unas vidas inocentes, para así fortalecer su poder, dominación, obediencia e incrementar su riqueza.
Cerrando este escrito y en espera que me vean o perciban de otra manera, las muertes en guerra se podrían calificar, catalogar, como suicidios sociales, direccionados por ideologías, que solamente protegen a sus constructores, diseñadores de conflictos, alumnos eminentes de Maquiavelo. En otras palabras, las decisiones en estos escenarios no son personales, sino vienen de otras mentes, elites políticas (tanatopolitica). Aquí la Infoxicación es clave para lavar y coaccionar la mente social.
En síntesis, se podría decir que todo lo anterior es un desastre humano. ¿Por qué? Desde la comunidad científico social (Simone Lucatello: Los desastres no son naturales), estos tipos de eventos son “…producto de la construcción social del riesgo. Es decir, que el riesgo, conocido como el producto de una amenaza (por ejemplo, un huracán) y la vulnerabilidad (una población que vive expuesta a diferentes peligros) se transforma en un desastre cuando esos dos factores se combinan y se concretan por la presencia del elemento humano.”
Cuando yo, como muerte, llego por patrocinio de la acción de un ser humano o grupo social, no sé cómo disculparme y tampoco sé cómo negarme a actuar.
Quiero que me vean como la dialéctica de la vida. Donde la ausencia de algo, manipulada por los humanos, debe cambiar para conducirnos realmente al ser (saber, saber ser, saber hacer).
El contexto, es nuestra responsabilidad, es la creación de escenarios para una existencia real, equitativa, justa, simétrica, sinérgica, de paz, gozo, esperanza, y especial para todos, en el sentido de vivir sabroso. Aquí las ideologías no tienen cabida, aquí lo que viene es la construcción del paraíso terrenal.
Para ello, ustedes seres humanos deben fortalecer y potenciar sus recursos personales, como psicosociales, de manera suficiente, adecuada, pertinente y a tiempo. Se deben brindar, sin egoísmos, estas competencias. Son sus herramientas, para enfrentar y solucionar los conflictos. Donde las contradicciones, superan y prevalecen sobre lo antagónico.
Por favor que los pobres no sean la materia prima o insumos, de un grupo elite, para que yo entre a jugar allí. Ustedes malos gobernantes y su entorno tienen mucha información y conocimientos de las vulnerabilidades del pueblo.
Su entorno y lo saben, tiene bajos niveles de riesgo, su vulnerabilidad es baja o nula y la fuente de amenazas, ustedes la construyen y direccionan, con la información (inteligencia) que tienen.
Estudiemos, preparémonos. Averroes, filósofo Árabe (S XII) dijo: “La ignorancia lleva al miedo, el miedo lleva al odio, y el odio lleva a la violencia. Esa es la ecuación”. Hoy diríamos algoritmo y es lo que se aplica.