En medio de este clima tan difícil que se vive hoy en Colombia, lo que nos faltaba era precisamente lo que acaba de ocurrir: asonadas en las cuales hubo muchos menores de edad involucrados y un papel de convocatoria jugado por las redes sociales. La situación ha sido tan delicada que, en muchos lugares del centro del país, las autoridades tuvieron que llegar a decisiones extremas como el toque de queda, para poder controlar la violenta situación.
Lo único que está claro es que estas situaciones nacen de actuaciones de la Fiscalía General de la Nación cuando anuncia la expropiación de una cadena de supermercados Supercundi, Merkandrea y Mercafusa, cuyos dueños ya están detenidos, acusados de haber servido de testaferros de ex guerrilleros de las Farc. Lo que sigue después de esa actuación de la Fiscalía es una serie de inexcusables y vergonzosos episodios que para muchos son inexplicables. Aparentemente varios de estos actos violentos fueron convocados por redes sociales, pero aún es un misterio lo que motivó estos saqueos en diversos lugares del centro del país e inclusive en áreas de Bogotá. ¿Un llamado a una exagerada promoción de precios que terminó en saqueos totales de estos establecimientos? ¿Sucede esta forma de violencia por estar ahora precisamente en plena época electoral, motivada por sectores que quieren vender la falta de seguridad para obtener el apoyo de ciudadanos que creen que es con la fuerza como se logran soluciones? Pero definitivamente no es nada claro que la motivación haya sido el hambre de sectores que realizaron estos saqueos.
No es un comportamiento que se haya observado antes, de manera que algo insólito lo motivó y además, por qué sucedió casi que simultáneamente en distintos lugares donde existían estos supermercados. Y ahí empiezan las especulaciones. Aunque se supone que en estas situaciones el valor que se recupere por parte del Estado será para reparar a las víctimas, eso no motivó a nadie para no proceder al saqueo. Una de las excusas que se han escuchado se ha referido al hecho de que las Farc aparecieran en este escenario como posibles propietarios de la cadena de supermercados. Esta postura ha llegado a niveles increíbles. Sectores de ingresos altos han encontrado justificadas estas asonadas porque afectan supuestamente las finanzas ocultas del ex grupo guerrillero.
Es injustificable es que se hayan presentado los saqueos
independientemente de quienes sean sus dueños.
Y que los justifiquen sectores que deberían sobreponer su odio a las Farc
La Fiscalía tiene la responsabilidad de aclarar si se trata de bienes ocultos de la guerrilla y en ese caso debe caerles al hoy partido Farc, el peso de la ley porque se supone que ya han declarado y entregado sus bienes. Pero además cabe la pregunta de cómo dejaron crecer este problema todas las autoridades responsables de la seguridad ciudadana. Ahora bien, lo injustificable es que se hayan presentado estos actos de saqueo independientemente de quienes sean sus dueños. Y más indebido aún que se justifiquen estas actuaciones delictivas no solo entre quienes las realizaron, sino entre sectores que deberían sobreponer su odio hacia las Farc y esperar que la Fiscalía se pronuncie.
Preocupante esta nueva forma de reaccionar de distintos grupos de la sociedad colombiana, ante hechos que involucran actos oficiales frente a actividades delictivas. No se cree en la justicia colombiana por obvias razones, pero no puede hacer carrera que los ciudadanos puedan tomar la justicia en sus manos. Menos aún puede aceptarse que se justifique la violencia simplemente cuando se trata de atacar a alguien que se cree es un enemigo. ¿Hasta estos extremos está llegando el odio en nuestro país? Es la hora de reconocer que estos últimos actos de violencia y las reacciones emocionales y mal intencionadas no pueden convertirse en la forma de responder sectores del país. Otro nuevo elemento de profunda preocupación sobre los valores de nuestra sociedad.
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