La visita relámpago del jefe de Estado francés Francois Hollande a Caldono, Cauca, el 24 de enero, abrió una botella de sentimientos encontrados en los habitantes de esta zona.
El presidente Hollande, acompañado de Juan Manuel Santos, visitó la sede del Mecanismo tripartito de Monitoreo y Verificación en La Venta, donde mantuvo una reunión de casi dos horas con representantes de las tres partes del Mecanismo: ONU, FARC-EP y Gobierno Nacional.
Hubo presencia de cientos de periodistas, acreditados por la Presidencia de la República, quien también se encargó de reunirlos, montarlos en dos buses, llevarlos al lugar de la noticia donde fueron cuidadosamente dirigidos hacia lo que algunas malas lenguas denominaban “el gallinero”; un lugar de unos treinta metros cuadrados delimitado con cinta, desde el cual todos obtuvieron exactamente la misma imagen de la llegada de los dos presidentes.
No dejemos nada al azar. Todo tiene que salir perfecto.
Mientras tanto, a unos cien metros del sitio, no hubo cámara que registrara la discusión entre siete indígenas del pueblo Nasa y varios integrantes del Ejército, quienes estaban cuidando el primer retén, encargado de detener el flujo de vehículos y así mantener la carretera despejada.
No se registró la conversación y nunca se sabrá con exactitud qué palabras se usaron. Lo que sí se supo es que los indígenas estaban pidiendo entrada para participar en la reunión con el presidente Hollande.
Ellos, seis gobernadores y una Consejera Mayor de la Asociación de Cabildos de la zona Sac Tama Quiwe, se habían reunido con representantes de la Presidencia de la República un día antes, donde se había acordado que participarían en la reunión con los presidentes. Ahora habían venido a cumplir lo acordado, pero se encontraron con un muro de burocracia, indiferencia y falsedad. No había entrada para ellos, era la orden.
Después de unas consultas, a solo uno de ellos le fue permitido la entrada. Entró con su bastón de mando y pasó - con la mirada al frente sin dirigirle la palabra a nadie – delante de la seguridad de Presidencia, la seguridad francesa, las cámaras… Se dirigió a la carpa donde tendría lugar la reunión con los presidentes y ahí se sentó, solo. Duró casi dos horas así, sentado, inmóvil, esperando la reunión.
En la tarde del día 23 de enero, un día antes de la visita, el parlante comunitario de los Nasa, ubicado en la parte más alta de la casa del cabildo, hizo el último llamado en Nasa Yuwe y luego en castellano a los indígenas para que estuvieran atentos a la visita de los presidentes:
“Démosle gracias a los presidentes por tenernos en cuenta, esta visita es muy importante para todos nosotros. Por lo tanto, compañeros y compañeras, hay que organizar el pueblo y vamos a hacer una minga para recoger basura”.
En horas de la tarde se pudo observar a niños y niñas nasa, recogiendo basura de las polvorientas calles de Pueblo Nuevo.
El 22 de enero hubo otra minga indígena en la carretera que va de Santa Rosa a Caldono. Hombres y mujeres con sus bebés amarrados en la espalda, trabajaban en la carretera con machetes, picas y palas. Arreglaban la vía para la llegada del Presidente, según afirmaron.
Guillermo Alberto Camacho, integrante de la comunidad, trató de elegir sus palabras cuidadosamente para equilibrar la esperanza con el escepticismo, mientras manifestó:
“Yo le agradezco la visita al presidente de Francia…. Pero que ayude en algo para los pobres, porque si solo viene a hacer promesas y se va… En este momento no tengo nada que criticarle tampoco porque es apenas la primera vez que viene. De pronto, hay que esperar, de pronto este sí viene a cumplirle a los indígenas”.
Nelia Collazos, indígena nasa de la vereda de Santa Rosa, se expresó sin pudor:
“Paz yo creo que sí va a haber, entre los mismos que tienen plata, pero para nosotros creo que va a seguir igual. Los que tienen plata van a vivir bien, y nosotros vamos a vivir así como nos ven. De pronto con la ayuda de los que vienen a visitarnos, pueden cambiar ciertas cosas. Que nos ayuden a desarrollar a la comunidad. Ojalá el presidente de Francia mire las necesidades que tenemos como pueblo nasa”.
Los Nasa entendieron la importancia de la visita; entendieron que esta quizás les traiga algún beneficio a sus tierras olvidadas desde siempre por el Estado colombiano. Hasta el 23 de enero por la tarde siguieron creyendo que posiblemente el presidente pasara por Pueblo Nuevo; prepararon danzas, trajeron plátano y yuca para preparar un sancocho ‘pa´l presidente’ y prepararon sus artesanías para este importante evento. Luego de la reunión con la Presidencia de la República con los gobernadores, en la tarde del 23, fueron informados de que las comunidades no estaban incluidas en el programa.
Todo esto, y más, le debe haber pasado por la cabeza al líder indígena durante las dos horas que esperaba la reunión con los presidentes. Al finalizar la reunión, se les permitió entrada a los otros seis gobernadores de cabildo que faltaban para que estuvieran en la rueda de prensa concedida por los presidentes.
Mientras tanto, en Pueblo Nuevo, la vida de los Nasa retornó a la normalidad: a la minga, a los tejidos, al cultivo de cabuya; al tedio, a la repetición de la historia.
Alexandra Nariño
*Por: Alexandra Nariño - Farc