Antes de decir algo señalar que las dos partes tienen sus pecados; las dos partes dicen verdades a medias, pero sabiendo que esto solo se resuelve con diálogo y que hay una parte que se muestra más intransigente que las demás, mi opinión no puede ser imparcial:
1. Todo el mundo da por sentada la fiesta que arma la barra más representativa del equipo. Incluso saca pecho ante las parciales de otros equipos y siente orgullo por ver su identidad representada de la mejor manera. Para los equipos rivales son un jugador extra y han sido actor de victorias que le han dado gloria y posicionamiento económico al club. Cuando los dirigentes y algunos despistados sacan el argumento de que no se puede hacer distinciones entre las barras pasan por alto que no son iguales y de equidad es reconocer esa distinción. Es del interés del club alimentar el jugador 12 y lo que lo hace relevante en un juego . El humo, los tifos, los bombos, son parte de eso. Calaborar en la fiesta contribuye a la grandeza del club.
2. Todo el mundo da por sentado el comportamiento ejemplar que hace muchos años tiene la barra y que se convirtió en referente para las demás barras. Para nadie es un secreto que estas barras tienen numerosos integrantes de orígenes populares, con problemas de todo tipo, empezando desde lo económico, con familias disfuncionles, problemas de alfabetización o drogadicción y qué atrevés del fanatismo y la dialéctica amigo-enemigo han sido causantes históricamente, y no solo acá, de una violencia fatal. El liderazgo positivo que una barra puede ejercer sobre estos muchachos ha mostrado sus buenos resultados y ha redundado en beneficio para el club y la ciudad. Poreso no es de extrañar la posición de la alcaldía en todo este asunto ya que ha sido testigo desde adentro de cómo las mesas de diálogo han traído tranquilidad pública, ahorro de efectivos policiales y sobretodo de costo humano. Deshacer este diálogo de manera unilateral por parte de la institución Club Atlético Nacional Oficial es motivo de zozobra para las autoridades y el orden público. El trabajo social que hace la barra por fuera del estadio tiene un costo en tiempo y esfuerzo que por sentido común hay que retribuir así sea en parte. Ni toda la policía del mundo ha podido o podrá prevenir la violencia que ha conseguido la buena gestión de la barra.
3. La hermandad de la barra popular con el club ha dado resultados. ¿Porqué cambiar lo que funciona? Hay motivos para creer que este rompimiento no tiene origen económico. Son más los beneficios que en marketing, seguridad, logística y apoyo que trae la relación. Cualquiera con dos dedos de frente se da cuenta que la inversión resulta económica. Entonces ¿Cuál puede ser el motivo de esa ruptura? La dirigencia del club también ha salido a decir que la barra se siente con derechos coadministrativos y hemos presenciado en los anteriores meses reclamos de la barra qué se podrían interpretar de esa forma como el reproche por el precio de los abonos, la inversión exigüa en jugadores, o la presencia de gente con reprochables antecedentes en la dirigencia. Pero yo me pregunto que barra del mundo no ve en eso una exigencia apenas lógica. Ahora resulta que no se les puede hablar y la reacción humana pero poco profesional del club es cortar con la barra. Esta parece ser la verdadera causa de esa ruptura que ya se venía calentando desde hece un tiempo. Y se puede entender el apoyo que la junta directiva y los socios hacen de Benjamín Romero al que ven como un par. Pero que ceguera desconocer la el papel de la hinchada, qué no de ahora, ha sentido el desplante y el irrespeto de una dirigencia qué quisiera manejar al club como si fuera una empresa cualquiera y no como lo que es: un patrimonio popular.
4. La opinión pública juzga fácilmente a la barra de vándalos, de que perjudican al equipo y que solo tienen intereses egoístas. Pero si nos abstraemos del análisis personal vale la pena mirar si en realidad perjudica al equipo protestar por cosas lógicas para el beneficio deportivo del club y de su hinchada. Si la protesta trae consigo un cambio en una dirección administrativa anti barras y que con ello demuestra poca idoneidad para el cargo, ¿No se estará a la larga beneficiando al equipo? ¿Hasta dónde puede llegar un club de fútbol con tal ceguera en su cabeza? ¿De que otra manera piensa usted que la barra se puede hacer escuchar y cambiar un estado de cosas fracasado? Una barra permisiva es cómplice del colapso de un club y si estos dirigentes aparte de miopes no están para aportar a la grandeza de un protagonista contienental entonces hay que incomodarlos, hacer que escuchen o en su defecto que vendan.