Thomas Robert Malthus saltó a la fama en 1798 cuando publicó un ensayo sobre la población, en el cual predijo a través de una fórmula matemática que la producción de alimentos no era suficiente para el crecimiento de la población, y que por tal razón esto ocasionaría una hambruna y la extinción de la especie humana en 1880.
Ya han pasado 140 años y seguimos vivos porque Malthus falló al no tener en cuenta el desarrollo tecnológico de la revolución industrial, y aunque dicha teoría fue sepultada, parece ser la catástrofe maltusiana ha surgido de nuevo bajo el nombre del cambio climático, el cual según sus más fervientes adeptos nos conducirá al final de la tierra, sino cambiamos la manera en que vivimos.
Es importante anotar que el cambio climático que estamos viviendo es una realidad, pero es un fenómeno que ha ocurrido a lo largo de la historia del planeta tierra, así lo explica Patrick Moore cofundador de Greenpace quien señala que el clima siempre ha cambiado, de hecho han existido varios periodos de calentamiento y enfriamiento en la tierra, por ejemplo en la era medieval existió un periodo de calentamiento donde la temperatura de la tierra se incrementó en 1,5°C, mientras que el actual periodo de calentamiento comenzó hace 100 años, antes de que hubieran emisiones significativas de dióxido de carbono a causa de la quema de combustibles fósiles.
Es así que en los medios de comunicación aparecen expertos científicos quienes basados en modelos predicen el aumento de la temperatura y sus nefastas consecuencias, pero eso no es del todo cierto. El profesor emérito de física en la universidad de Princeton William Happer plantea que al lado del cerebro el clima es una de las cosas más complejas en el planeta, ya que es influenciado por múltiples factores, como el sol, las propiedades de la órbita de la tierra, los océanos, las nubes, la atmosfera, la cantidad de agua, y el hombre.
A pesar de esto, se señala al hombre como el único culpable, presionándolo para frenar la emisión de CO2 mediante el uso de nuevos tipos de energía renovables, lo cual en la práctica no es tan fácil, al respecto la agencia internacional de energía señala que para el 2040 el 2,2% de la energía del mundo será solar o eólica, esto debido a que la generación de este tipo de energía con la actual tecnología resulta demasiado costosa e ineficiente.
No obstante, políticos a nivel mundial y a nivel local están usando y capitalizando el cambio climático para obtener votos y adeptos, infundiendo temor y haciéndole creer a las personas que el fin es inminente, por eso pululan propuestas de sectores radicales tan ilógicas y que logran aceptación como el día sin carne, o que Colombia no avanza por ser un país que usa petróleo, y es entendible, una persona asustada se cree cualquier cosa.
Por algo, Richard Linzen, físico y profesor jubilado del MIT, se refiere a todas estas personas (políticos, medios de comunicación, líderes de opinión, activistas, etc.) como niños que se encierran en roperos oscuros para ver cuánto pueden asustar a otros y a ellos mismos. En Colombia ya son muchos sectores políticos que hábilmente han asumido ese discurso, ganando terreno fuertemente en la sociedad, por eso se hace necesario llevar propuestas que no hablen de fatalismo, sino que de manera novedosa aborden el tema ambiental creando conciencia y responsabilidad, y sobre todo liberando a las personas del miedo al fin del mundo.
