Cada comienzo de un año los seres humanos nos llenamos de expectativas sobre lo que nos deparará el destino durante ese nuevo período. La mayoría de las veces pensamos que nos va a ir mejor que el anterior o que nuestros sueños se van a cumplir. Y aunque no sabemos lo que va a pasar, siempre anhelamos que nos vaya bien. Sin embargo, hay quienes sin ser brujos ni pitonisos están seguros de que les va a ir muy bien por cuanto comenzaron a construir sus sueños desde el año anterior.
En este último caso se encuentra Carlos Caicedo (gobernador del Magdalena), Virna Johnson (alcaldesa de Santa Marta) y Rafael Martínez (exalcalde y hoy aspirante a seguir la senda del cambio en el departamento). Los tres han tenido en común con el pueblo samario el anhelo de solucionarles el problema del agua a la ciudad y se espera que en el 2023 se inicien las obras de la nueva planta del Curval que generará un servicio permanente del preciado líquido a las casas de Santa Marta.
Ya se dio un paso importante para la ejecución de esa magna obra con la facultad que el concejo le dio a la alcaldesa para adelantar un crédito que la financiará. Es decir, el sueño empezó a ser posible en el 2022, por lo que los samarios en el 2023 veremos cómo se hace realidad poco a poco. La mayoría así lo asegura, por cuanto los gobernantes que la ciudad ha tenido en los últimos 12 años, del partido político Fuerza Ciudadana, han demostrado ser unas buenas prendas de garantías. Sus aspiraciones van más allá de ocupar por ocupar esos cargos, como infinidades de veces lo he advertido con notas anteriores y lo seguiré haciendo, al menos de que algo inesperado me lo impida.
El líder natural y fundador de ese partido político, el hoy gobernador Carlos Caicedo, siempre ha mantenido la idea de que la credibilidad en el pueblo se logra con hechos y obras y no con palabras o promesas. Por eso lo sigo sosteniendo: con el viejo anhelo samario de solucionar el problema del agua ya hecho realidad, el actual mandatario tendrá otra muy buena carta de recomendación que le podrá mostrar al pueblo en sus nuevas aspiraciones no solo local o regional, sino también nacional, ya que –repito– sus ambiciones no son gobernar por gobernar y van más allá de lo parroquial. Y mientras piense así, no solamente el 2023 será un buen año para Santa Marta y el Magdalena, también los serán los que restan y los posteriores del cumpleaños 500 de la otrora Perla de América.