A medida que crecemos experimentamos diferentes estados mentales, unos que nos traen grandes recuerdos y otros que dieron paso a los peores momentos vividos. Se dice que el ser humano es el más inteligente de todos los seres; sin embargo, es el único que se vive limitando por lo que puede y no puede hacer. La habilidad y la capacidad de las personas nunca han sido un problema, el manejo de los estados mentales es lo que compromete las situaciones de cada persona. Tendemos a aferrarnos a aquellos malos estados y los asociamos con frecuencia a lo que nos pasa, el resultado termina siendo malo.
¿Es normal sentirse con frecuencia que nada nos sale y que debemos esperar un milagro para que nuestros objetivos se cumplan? ¿Qué debemos hacer para sentirnos satisfechos y darle valor a nuestra vida?
Vivir asustado, apenado y en la comodidad, no tiene ningún sentido. No hay vida por vivir, si nos concentramos en lo que nos baja el ánimo, en las experiencias que nos disminuyen y en los pensamientos que nos pesan. Está claro que no todo será color de rosas en ningún momento pero la mayoría de problemas que tenemos no son realmente tan malos como parecen. Nosotros mismos en varias ocasiones somos los responsables de sabotearnos y empeorar la situación dándoles un poder que podríamos invertirlo en la solución. En realidad, es ilógico dañar momentos únicos por andar con un estado mental que no nos empodera. El ilustre orador griego Demóstenes, fue claro al decir: “Nada es más fácil que el autoengaño. Porque lo que cada hombre desea, eso mismo también cree que es verdadero”. No nos demos tan duro por lo que ya pasó, trabajemos en lograr certeza en aquello que queremos y aunque la situación no parezca ideal, no perdamos la convicción de que todo se logrará.
Cuando “el debería” se vuelve en “un tengo que”, empezamos a lograr todo aquello que llevábamos queriendo pero que de alguna u otra forma habíamos estado posponiendo. Los “debería” son las cosas que queremos pero no estamos seguros de que las lograremos, sentimos que no somos lo suficientes, que no somos capaces o que después se hará si ningún problema. Cuando tenemos claro que no hay más opción, nos enfocamos. El enfoque es poder, y las oportunidades van apareciendo poco a poco, atrayéndolas y fluyendo a nuestro alrededor. En el momento que nos sintamos disminuidos, recordemos que el miedo y la duda son dos ilusiones. Ellos solo estarán en nuestra mente, si nosotros se los permitimos.
Uno de los dones más grandes que nos han dado es el de crear, porque solo el hecho de creer que se puede, lo hace posible. Nada será como antes, tu vida tiene un nuevo sentido si así lo decides. Como dijo, el escritor motivacional Napoleón Hill: “Lo que la mente del hombre puede concebir y creer, es lo que la mente puede crear”. Hoy puedes y mañana también podrás, ve por tu sueño. Conquista tu vida, de nada sirve no intentar. Eleva tus estándares. Atrévete a hacer de tu vida, la mejor historia que hayas podido imaginar.